La música de la palabra de mi madre

Aquel sonido me marcó profundamente, salía de las cuerdas de la garganta, era la música de la grandiosa y emotiva palabra que me hacía y me hará bailar de alegría desmesurada mi corazón, pues aunque no la oiga está por siempre grabada en mis oídos, estas caracolas mías en las que cual singular gramola reproducen esa música, la más bella y hermosa que desde niño el ser humano puede escuchar, la voz de nuestra madre.

De las cuerdas que poseía en el mástil de su cuello de garza, a la que recordaré siempre con su cuerpo de esbelta guitarra;de esa, amigos, la que con orgullo llamo madre, cuando era un niño empezando a vivir el sueño de mi infancia, recibí los sonidos más bellos y gratos. Madre, aunque pasaron los años, a pesar de que la negra muerte quiso apagar tu música, más la oigo, eco en el rincón de los más bellos sueños que, aunque despierto, están en mi recuerdo vivos. Cuántas nanas me cantabas con tu palabra impregnada del bálsamo de cariño, llenas de flores de amor, almohada es su voz donde mis orejas escuchan consejas mientras alguna lágrima resbala por mis mejillas, marcadas por la ingrata vida.

Cuántas dianas me tocó para que empezara un nuevo día con la alegría que solamente da la música de la más grande ilusión. Ella, con su sentimental tono me aseguraba, en aquel pentagrama de mi infancia, la más prometedora danza del vivir. Madre mía , clave de sol para mis pasos, esos que bien me enseñó. Las notas que no eran ni do, ni re,… , pero si trascendentes para que en este corazón mío los sentimientos bailen la danza inolvidable, al son de la grandiosa voz de una madre. Sus consejos, avisos, bellos sostenidos. Fusas, corcheas del niño aquel que no perdió el ritmo y no podrá dejar en el baúl la figura que siempre será número uno en la vida de mi persona, el “long play” de la voz de mi amada madre sonando estará en el sensible vinilo de mi corazón porque es la letra y música del más noble amor.