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Descarbonizar el futuro

jueves, 26 de abril de 2018
Nuestro corresponsal en Nueva York, el Profesor Jeffrey Sachs, sigue con su caballo de batalla como atajar el cambio climático, que avanza imparable.

Nos advierte que las perdidas por desastres climáticos ascienden a trescientos nueve mil millones de dólares y, en particular en Nueva York, se han enfrentado a la amarga realidad del cambio climático causado por el hombre como son las grandes tormentas, el aumento del nivel del mar, las olas de calor en el verano y grandísimas nevadas en invierno y Descarbonizar el futuroprimavera.

Mientras tanto la administración Trump apremiada por el lobby petrolero ha detenido todas las medidas que trataban de paliarlo y ha mirado para otra parte.

El cambio climático se debe sobre todo a la combustión del carbón, del petróleo y del gas y las emisiones de dióxido que emiten. Contribuye también la producción agrícola y el uso de la tierra. La clave para conseguir la seguridad climática y aquí Sachs es categórico es la descarbonización. Cambiar,pasar de la energía fósil a la de carbón-cero como son el viento, el sol, el agua y la nuclear.

El futuro del planeta para este ilustre Profesor depende de los países productores de los combustibles fósiles. El futuro se juega entre Estados Unidos y Canadá, la Unión Europea, China, India, Rusia y los países del golfo arábigo.

En todos estos países la batalla se juega entre los gigantes del siglo XX, el gran petróleo y el gran carbón, por una parte, y por otra las emergentes energías de carbón-cero.

Los partidarios de los fósiles y sus grupos de presión políticos tratan de mantener nuestra adicción a esta energía. Su libro de cabecera son las maniobras del gran tabaco que durante décadas han tratado de convencernos que había que fumar sin parar.

Actualmente se considera que el gran tabaco ha contribuido a una pandemia de canceres de pulmón. El gran petróleo también es una amenaza para la vida, porque produce un gran calentamiento global del que se derivan sombrías consecuencias.

Jeffrey se ensaña con los cigarrillos y los combustibles fósiles llamándoles “asesinos silenciosos”, que actúan lentamente porque podemos ver las consecuencias dentro de algunos años y, además, tratan de convencernos que nuestra forma de vida y prosperidad depende del uso continuado de estas fuentes de energía.

El reto es mundial, no es ni local ni nacional. Nos presentan el dilema de que podemos hacer sin conducir, volar, calentar nuestros hogares y prescindir de la electricidad. Nos pintan una vida apocalíptica, si cambiamos de las energías actuales.

A grandes males grandes soluciones.En los últimos treinta años no se ha adoptado ningún plan de acción, ni a nivel nacional ni a nivel internacional. Por este retraso nos enfrentamos ahora, Jeffrey carga las tintas, al abismo que niega tozudamente el gran petróleo.

Aquí están los datos científicos. El calentamiento global depende de la cuantidad CO2 en la atmosfera, cuanto más CO2 más aumenta la temperatura de la Tierra.

Desde el comienzo de la industrialización entorno al 1750, los niveles de CO2 han aumentado de doscientos ochenta a cuatrocientos siete partículas de millón en 2017, la temperatura media de la Tierra era de 1,17 grados centígrados por encima de la temperatura preindustrial.

Tanto el CO2 como la temperatura han continuado a aumentar con la consecuencia catastrófica de tremendas tormentas, olas de calor e inundaciones, aumentos del nivel del mar e incendios forestales.

Los suministros agrícolas están en peligro ya que las cosechas son muy sensibles a las temperaturas y a las condiciones climáticas tales como la precipitación atmosférica.

Los océanos también corren un gran riesgo ya que el CO2 en la atmosfera se disuelve en el océano y crea el mismo tipo de acidez como las bebidas gaseosas con efectos desastroso para la vida marina.

La solución es reducir paso a paso las emisiones de CO2 que producimos los humanos y Sachs califica de inviable la propuesta de enterrar los gases contaminantes en el fondo del mar.

La pregunta es: ¿qué podemos hacer? ¿Cuánto tiempo tenemos para conseguir quedarnos por debajo de los dos grados de aumento de temperatura que pondría en peligro la vida de la humanidad? Citando a un colega de la Universidad de Columbia, el Doctor James Hansen, afirma que sin llegar a esos dos grados pueden desintegrarse los hielos de la Antártica y de Groenlandia, lo que aumentaría el nivel del mar entre seis y nueve metros. Algo terrorifico.

En la Conferencia del Clima de Paris firmada por muchos lideres mundiales, entre ellos el Presidente Obama, se acordó reducir esta barrera de los dos grados para el año 2050. Trump está totalmente en contra, fortalecido por el grupo de presión petrolero, a los que no importa la supervivencia, sino que quieren ganancias a toda costa y cuanto antes mejor.

Se necesita poner punto final a nuestra dependencia de los combustibles fósiles antes de 2050, lo que implica que en pocos años necesitamos pasar a la energía de carbón-cero.Un cambio colosal.

El Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, ha creado un grupo asesor dirigido por Jeffrey Sachs para asesorar a las Naciones Unidas sobre como descarbonizar el sistema energético, lo que incluye a los Estados Unidos y naturalmente a Nueva York. Este “think-tank” se denomina “Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible”.

Centrándose en la Costa Este de Estados Unidos y Canadá se podría combinar la energía eólica y solar de Estados Unidos con la fuerza hidroeléctrica de Canadá. Esto crearía una gran zona de energía limpia. Los coches y el transporte publico serian eléctricos, también la calefacción y el aire condicionado de los edificios y los aviones y las grandes naves.

Los costes, que es una de las críticas constantes que se hacen a las energías limpias, se están reduciendo rápidamente, y segun los cálculos de Sachs, representarían menos del 1% del presupuesto anual de Estados Unidos, con un gran beneficio para nuestro Planeta.

Nos enfrentamos a un gran reto que exige que por una vez pensemos globalmente y actuemos localmente, como siempre repetía Aurelio Peccei, el fundador de Club de Roma, del que fui discípulo y traductor del italiano al español. Recuerdo una vez que Aurelio me llamó desde Australia para discutir una palabra “volano” que aparentemente yo no había digerido bien. Me decía que los traductores franceses eran imposibles porque no traducían, sino que interpretaban, con lo que si en un texto modificas palabras en cada línea el resultado es otro libro. Mi consejo para quienes traducen es que en caso de duda la traducción mejor es la literal.

Perdón por esta digresión, vuelvo a nuestro amigo Jeffrey que está muy impresionado por una reciente conferencia sobre energía a la que asistió en China.

En otro artículo, que mis amables lectores pueden consultar, “la audaz visión energética de China” se estudia ampliamente este tema.

La propuesta china denominada “interconexión global de energía”, un impresionante intento de conectar todas las energías mundiales de carbón-cero en un sistema interconectado de transmisión global. Si enlazamos la eólica, la solar, la hidroeléctrica, la nuclear y otras fuentes podremos conseguir la rápida transición de los combustibles fósiles a la energía de carbón-cero que impulsaría a los vehículos, los edificios y las industrias.

A pesar de los años de inacción y de aumento de las amenazas de catástrofes climáticas, Sachs ve en esta apuesta China una gran esperanza. Una tabla de salvación.

Por mi parte estoy convencido que China está pasando de tener una visión nacional, aunque sea un país continental, a una visión mundial que es una de las razones por la que Estados Unidos tiene un gran liderazgo.

Sin embrago la batalla no será fácil, pronostica Sachs, los grupos de presión son muy activos e influencian no solo a los políticos sino también a la opinión pública, incluso el Premier canadiense Justin Trudeau, considerado líder ambientalista, está estudiando construir un gigantesco oleoducto que atravesaría Alberta, una región muy rica en petróleo, véase también mi artículo “Canadá en la encrucijada”.Descarbonizar el futuro

Es necesario que pasemos de simple problema académico a convertirse en preocupación popular para obligar a los gobiernos a adoptar políticas favorables a la lucha contra el cambio climático. Nos va mucho en ello, nada menos que el futuro de nuestro querido planeta azul. Naturalmente todo debe hacerse con sentidiño gallego.

Celebremos pues el Día de la Tierra de 2018, que se celebra el 22 de abril, que nos recuerda que es imprescindible preservar el medio ambiente. El Papa Francisco en su encíclica “Laudato sì” rema en la misma dirección y se ha constituido un grupo católico de acción, que intenta seguir la huellas del “Poverello de Assisi”.

Joaquín Antuña
joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
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