Éxito y derrotas acompañaron la singular y azarosa vida de R. Wagner, autor de una obra que hace que su memoria sea imperecedera y su nombre inmortal, si bien su personalidad extravagante, su pasión

desmedida y su imponente fuerza creadora en el feliz maridaje de música y palabra, su melodía sin fin en derroche de inspiración, le han valido la absoluta admiración de unos y la incomprensión e incluso hostilidad de otros; nunca la indiferencia ante el coloso al que debemos títulos como
Tanhäuser, el monumento al amor que es
Tristán e Isolda, Parsifal, El Ocaso de los Dioses
Entre sus actuales admiradores se encuentran los socios y amigos de la Asociazón Wagneriana da Galiza, entidad que desde hace 35 años reivindica su figura y la de los compositores del último romanticismo alemán que dejan también su impronta en los coetáneos gallegos: Pascual Veiga, Gregorio Baudot o E. Rodríguez Losada, conocedores de la realidad musical de la Europa de su tiempo. Charlas, conferencias, audiciones, publicaciones- como la de la revista Nothung- y conciertos sirven para tal fin, como la música de cámara que pudimos escuchar el sábado 21 en el coruñés Museo de Bellas Artes y el Dúo integrado por la pianista Elisa Rapado y la mezzo-soprano Pilar Vázquez, que desde su debut en la XVIIII Schubertiada de Vilabertrán obtienen destacados reconocimientos. En esta ocasión el lieder, la expresión más culta y refinada de la canción, sonó con obras de H. Wolf, Liszt y
Wagner, a través de un cristalino piano de cuidadísima articulación y la voz hondamente dramática que cautivó a los asistentes. Seguro que en Ferrolterra donde se vive como en la ciudad herculina la arraigada tradición y el incondicional amor a la canción que cultiva la A.W.G se hubiera disfrutado con la misma intensidad, interés y éxito de este concierto. Lo hacemos posible?.