Hace ya ocho años que Siria está en guerra. Se ha dicho que se trata de una pequeña guerra mundial donde las grandes potencias miden sus fuerzas, especialmente Rusia y los Estados Unidos.
El balance alcanza más de quinientos mil muertos y un país destrozado con la mitad de sus habitantes desplazados de sus hogares y un 69% viviendo en la pobreza extrema.
Ante esta situación en Bruselas se ha convocado una conferencia de apoyo al futuro de Siria. Las principales ONGS se movilizan y subrayan las enormes necesidades humanitarias de la poblacion.
Concretamente Acción contra el hambre nos alerta que en 2017 únicamente se ha ejecutado el 53% de los más de tres mil millones de dólares estimados necesarios por Naciones Unidas y que para 2018 estaríamos hablando de tan solo un 15% de lo que se precisa.
En estas conferencias de donantes, se debe examinar que es lo que se necesita y ver como se pueden satisfacer estas necesidades y conseguir los medios económicos para ello.
El problema es que los países se suman alegremente a la ayuda y luego entregan solo una parte de lo prometido, lo que denuncia Manuel Sánchez Montero como querer salir en la foto de cierre de la reunión para luego olvidarse de lo comprometido.
Siria, como recordaran nuestros queridos lectores, tiene una situación política muy complicada y paradójica a veces. El mismo régimen de Asad acusado de guerra química es apoyado por las minorías cristianas que se sientes protegidas frente a facciones rivales, que al ser fundamentalistas islámicas les aplastarían.
Como ocurrió en Afganistán durante la ocupación soviética, Estados Unidos contribuyó a la creación de los futuros yihadistas al apoyar a quienes se oponían a los rusos.
Como hemos visto en España estar en contra del franquismo no era garantía de ser demócrata, véase del caso del terrorismo de la ETA y de los independentistas que no deseaban implantar la democracia sino conseguir sus metas separatistas. Esto mismo ocurrió en Siria, donde quienes combaten al tirano no son ni partidarios de la convivencia ni demócratas.
Por otra parte para dar carpetazo sin perder la cara, al problema de los refugiados, que es muy grave en países como Italia y Grecia, se ha optado a forzar a los sirios y también a los iraquíes a regresar a su país para comprometerse con la reconstrucción. Esta política, a veces muy cínica, despierta entusiasmo en países que como Hungría, Eslovaquia y Polonia, que no han recogido a un solo refugiado, y por lo tanto no han cumplido el pacto de acogida de refugiados.
En España, sin ir más lejos, teníamos que haber aceptado a unos veinte mil y el numero ha quedado reducido a unos mil setecientos. Por lo tanto es lógico que nuestro gobierno impulse también la vuelta de los refugiados. Lo que popularmente se llama quitarse el muerto de encima.
Volviendo a Siria y a su situación de emergencia, habría que garantizar el acceso humanitario a más de 13 millones de sirios y a no utilizarlos como escudos humanos.
Acción contra el hambre hace un llamamiento a las partes en conflictos, los estados de acogida y países donantes planteando cuatro puntos principales.
Comprometer y hacer efectivos los fondos suficientes para cubrir las necesidades humanas, tanto de la población evacuada, como de la atrapada en asedios y aquella ubicada en zonas en transición de poder.
Facilitar el despliegue de la respuesta humanitaria, permitiendo el acceso, aligerando los trámites burocráticos y minimizando el impacto de las sanciones internacionales que dificultan la entrada en el país de benes y fondos.
Garantizar la protección de las poblaciones en movimiento, permitiendo que evacuaciones y desplazamientos sean seguros y se provea una asistencia no discriminatoria desde el primer momento para todas las poblaciones, cualquiera que sea su origen, filiación o localización, priorizando a mujeres y niños.
Apoyar desde este momento proyectos centrados en crear o reforzar la resiliencia de la poblacion siria, como son la rehabilitación de infraestructuras básicas, la recuperación del pequeño comercio, agricultura, ganadería y otros medios de vida.
Recojo esos cuatro puntos literalmente del comunicado que me manda gentilmente Nuria Berro, por ser datos de primera mano, muy bien redactados y que reflejan la complejidad del momento actual que vive la martirizada Siria con tirios y troyanos tratando de desedazarla para conseguir una victoria pírrica.
Amables lectores el conflicto sirio no puede resolverse sin la buena voluntad de las partes. Hablar de ayuda humanitaria cuando las partes no permiten el acceso de la ayuda humanitaria es totalmente inútil. El actual Secretario general de Naciones Unidas António Guterres es un experto en el tema y estoy convencido que apoya integralmente la postura de Acción contra el hambre y Médicos sin fronteras, pero a veces las ONGS grandes o pequeñas nos movemos en el reino de la utopía y donde debería imperar Afrodita con su paz y reconciliación a cuestas, se impone el espadón de Marte.
En vez de Dios salve a la Reina entonemos Dios salve a Siria.
Joaquín Antuña
joaquinant@hotmail.com
