Hoy en nuestra clase de la UNED Senior, tuvimos oportunidad de conocer un momento histórico, para mi desgraciado, de la historia de España. Además de demostrar que ante la destrucción de la guerra, el preservar las obras de arte es una misión importante para las futuras generaciones.
Estamos viendo continuadamente en Oriente en las continuas guerras, como se destruye patrimonio artístico a mansalva y lo triste que nadie se preocupe, pensándolo bien si tampoco lo hacen por las vidas de civiles en gran parte niños, menos le puede interesar lo hipotéticamente material.
Hoy pudimos visionar la película "La hora de los valientes" dirigida por Antonio Mercero, realizada en 1998, que tiene una duración de 124 minutos, que fue nominada en seis categorías y que le valió el Goya a mejor actriz de reparto a Adriana Ozores. Yo me quede prendado de la actuación de un niño de 8 años Pepito interpretado por Javier Bodalo, además que la época está recreada y ambientada muy bien.
La historia se desarrolla en Madrid, en noviembre del 36 cuando se encontraba asediada, como bombardeada y el director del Museo del Prado decide enviar las obras a Valencia, incluso algunas a Ginebra. En estás maniobras Manuel celador del museo encuentra un autoretrato de Goya entre bolsas de arena y como ya no quedaba nadie, decide guardarlo para intentar entregarlo a un profesor y jefe en el museo, poniendo en peligro sin saberlo su vida y la de su familia.
La película es critica, dura, a veces tierna y por momentos risueña,que no te deja indiferente, pero no deja de ser un drama que relata las vicisitudes del Madrid Republicano, con bombardeos, cartillas de racionamiento, hambre, registros, incertidumbre, personas avaras que se enriquecen comprando oro, obras de arte, cosas de valor y un personaje impresentable con poder como Lucas, que como él ha habido muchísimos según me han contado.
Quizás conviene recordar a su abuelo Melquíades también anarquista que tiene una imprenta y colabora en el ocultamiento del cuadro, manifiest varias veces: "Hoy es la hora de los valientes", como muestra su felicidad en el casamiento de su nieto en un centro anarquista, similar a lo que hoy se realiza en los Registros Civiles.
El cuadro después de pasar por distintas manos, por diversas circunstancias acaba colgado en su lugar en el museo por Manuel, hasta donde lo siguió Lucas con otros falangistas y lo matan. Pero acaba la película mostrando el museo a turistas en época más actual y el celador narrando, que el cuadro había sido recuperado por un jefe falangista que recibió una medalla por esa actuación. No deja de ser cierto que la historia la escriben los vencedores.
Acaba la película con el pensamiento del que fue presidente de la Segunda República don Manuel Azaña: "El Museo del Prado es más importante para España, que la monarquía y la República juntas".
Con mal tiempo tuvimos oportunidad de seguir creciendo, gracias a aquellos que permiten el funcionamiento de estás clases.
