
Tocados y hundidos. Los politicastros y vendepatrias de turno afinan su puntería y allá vamos cuesta abajo en la rodada hacia un abismo sin fondo. Septiembre negro. Ya suenan las trompetas y tambores, las promesas falsas y las mentiras ante las elecciones que se acercan a ritmo de pasodoble.
Qué cruz.
Tenemos lo que nos merecemos. Una España de coña con una democracia de mierda. Ni más ni menos. La Constitución estira y encoge como el chicle. El votante es un cero a la izquierda. Las comisiones van y vienen entre los representantes del pueblo. Roban, despilfarran, prevarican, cobran sueldos descomunales y sueldos de por vida. Nos atracan a pleno sol y nadie va a la cárcel.
No es de extrañar. La Justicia parece estar al servicio de las mafias políticas, de las mafias del ladrillo, de las mafias del Este, de banqueros ladrones, de genocidas como Aznar y de terroristas de Estado como Felipe González.
Y suma y sigue.
Lo dicho. Sólo hay tres salidas: qué los ahorquen, votar en blanco o que no vote ni dios.
Pásalo
Y que se hundan ellos