No se asusten los no aficionados o incluso enemigos declarados de nuestra fiesta nacional.
Joseph Ratzinger no se ha convertido por arte de magia en torero pero, este gran Papa sabio, artista y teólogo, tiene un gran capote del tamaño de los que lucÃa Paco Ojeda y lo ha utilizado con garbo aunque es difÃcil que un babaro de esa tierra de lagos y montañas se maneje con ese duende que exige el arte de Cuchares.
En su estilo claro y directo, sin florituras, utilizando su poderesa retorica

de su famosa homilÃa contra el relativismo, Benedicto XVI se maneja con ambas manos y echa un capote de padre y muy señor mÃo a Francisco, su sucesor en el solio de San Pedro. Como buen analista, el Papa emérito no esconde el trapo y, sale al paso de lo que gran parte de la opinión pública piensa de este Papado que el 13 de marzo cumple cinco años y que está en boca de todos.
Afirma Ratzinger que no es cierto que Francisco no tenga la formación adecuada para ser Papa y que se haya roto la lÃnea de continuidad del Papado y que a él se le considere un gran teólogo alejado de la gente. Sigue la trayectoria de la misericordia y el amor a Jesus pero han variado las formas y maneras. Hay un viejo adagio latino que se me ocurre... excusatio non petita acusatio manifesta...
Si la forma conforma, estos dos Papas son muy diferentes, radicalmente opuestos. El uno diplomático y exquisito, el otro espontáneo e informal. El uno polÃglota, el otro aferrándose al italiano como única lengua. Dos Angelus, la ventana de San Pedro abierta al mundo, uno erudito, otro muy elemental.
El Vaticano es un emporio de arte y cultura, patrimonio de la humanidad. El Papa es el depositario de siglos de historia y de belleza que, según Dostoievsky, podrÃa salvar al mundo. Ratzinger fue un custodio muy escrupuloso de siglos de creatividad humana al servicio de la Divinidad. Bergoglio, al ejercer una gran humildad y modestia, ha puesto en peligro la conservación de este rico patrimonio convirtiendo en museo sus estancias pontificia y relegando a Castel Gandolfo a un papel secundario.
El Papa Francisco tiene además, un extraño complejo, respecto su patria Argentina y a España a las que no ha visitado contrariamente a sus augustos predecesores el Papa del Santo Súbito, Juan Pablo II y el Papa Ratzinger. Ambos pontÃfices utilizaron sus idiomas maternos para congregar a sus fieles. Bergoglio está prisionero del italiano, rehén en el Vaticano.
Por otra parte, Francisco es el Papa de los marginados, de las periferias del mundo, de los refugiados, un genuino representante de la Iglesia de los pobres. Por eso su lenguaje es de cliente de un bar, de una humilde taberna, o de un hincha de fútbol. Llega a todos. En el trato es cariñoso y muy cercano pero... le falta el carisma que se supone a un Papa de Roma.
Ratzinger le ha echado un capote a Francisco aunque, quienes somos católicos, pensemos que el EspÃritu Santo se manifiesta de muchas maneras y que una sabÃa ración de peronismo puede venirle bien al mundo.
El estilo tango desgarrado y popular frente al majestuoso vals vienés...
Roma caput mundi tiene muchos rostros y el soplo del espÃritu a veces se divierte con sus vaivenes.
JoaquÃn Antuña
joaquinant@hotmail.com