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Fariña

sábado, 03 de marzo de 2018
Un libro secuestrado. Una serie de TV. Mucha expectación y muchas incógnitas. Nuestra mente se acostumbra a lo nuevo, véase la revolución digital. Al pensar en mafia automáticamente se asocia a Sicilia y al Padrino de Coppola. De repente en Galicia los contrabandistas de tabaco se convierten en traficantes de droga. Una especie de mafia se instala en los dos mil kilómetros de la costa gallega, de la pesca de subsistencia precaria se pasa a pingües beneficios con la internacional del crimen. Inaudito.

La primera vez que pisé Medellín, la tierra de los industriosos paisas, fui a inaugurar un Instituto Famiempresarial, que habíamos construido con Actuar, una ONG colombiana, a cargo de una subvención de la Unión Europea, un centro de formación profesional, que se alzaba en una de las salidas del precioso Metro al aire libre de Medellín. Me recibieron muy bien y me instalaron en un hotel en alto muy lejos del centro. Cuando puse reparos me explicaron que lo hacían por motivos de seguridad. En revancha les pedí que me llevaran a visitar el barrio del Envigado, el de Pablo Escobar. Al presidente de Actuar lo habían secuestrado y a una de estas encopetadas damas le habían asesinado a un hermano. A la gente sencilla de su barrio les había tocado la lotería con los generosos narcos. Miles de muertos por la droga y los siniestros sicarios eran el otro lado de la medalla.

Años antes en Sicilia, donde publiqué en el periódico Región de Oviedo ‎una serie de artículos "Sobre las huellas del Gattopardo", recreando la película de Visconti y visitando no sin emoción la ciudad de Palermo, donde se ven cinco estatuas de Reyes españoles, la conventual Catania, Messina, Agrigento y su valle de los templos, Taormina con la vista del majestuoso Etna y al regresar a Palermo me recibió la familia de un funcionario de Agricultura, un amigo siciliano, que se desvivieron por mi y me colmaron de atenciones, cediéndome incluso su dormitorio. Me llevaron a Mondello y en una finca me invitaron a disparar, cerré los ojos y al blanco, siempre me han aterrado las armas de fuego, en el almuerzo me explicaron que no había mafia en Sicilia, que eran negocios de hombres honrados y me advirtieron que si quería hacer mi reportaje, era mejor que no hiciera ciertas preguntas. Un amigo de la casa que había conocido en Roma, en un gesto de gran fraternidad, saboreando un Corvo de Salaparuta, Alkis Kagiameletis, se ofreció a eliminar a cualquier persona que se cruzara en mi camino con malas intenciones. No volví a ver a toda esta simpática familia "dell'onorata societa".

Roberto Saviano, el periodista enemigo de la Camorra napolitana ha ilustrado sobradamente el panorama mafioso y la serie Camorra ha inspirado como estética a su hijastra "Fariña", que es como una secuela, pasando del Mediterráneo al Atlántico y con fuerte sabor a mar. Pescadores reconvertidos, conserveros siniestros y connivencia general, una "omertà" con sentidiño. Saviano en su libro sobre el oro blanco explica el tráfico de la cocaína, la tristemente famosa "harina".

Otro recuerdo personal, que viene a cuento, fue una estancia veraniega en Massalubrense en Campania, cerca de Sorrento, enfrente de un Capri resplandeciente, muy grande y a pocas leguas de agua, encima de la FariñaGrotta ‎de Tiberio, ese cruel y exquisito emperador romano, que se bañaba en su alberca con sus pececillos, sus angelitos. Pues bien, este real paraíso de noche se veía turbado por el ruido ensordecedor de las lanchas rápidas de los mafiosos de la droga, que tenían motores más rápidos que los carabinieri, era un tráfico portador de muerte, había que admirar el firmamento plagado de todas las galaxias, mientras el trágico y ruidoso cortejo proseguía sin tregua.

Ahora estoy en Galicia en los años 90 y tengo que releer tres veces las estadísticas de paro y de pobreza, al contemplar el bienestar material que me rodea, pazos, edificios suntuosos‎, coches ostentoreos, don Jesús tu has sido un experto, cafeterías dignas de la Costa del Sol. En las campañas electorales no se hablaba, ni de droga, ni de mafia, eso sólo ocurría en Sicilia y en Chicago. Los Teriti, los Charlines, Oubiña y Sito Miñanco todo habladurías. Los goles de Bebeto y el superdepor acaparaban la atención. La serie Fariña removerá conciencias y realzará la presión ciudadana de las madres coraje con Carmen Avendaño a la cabeza y destacará la Operación Nécora de un intrépido juez Baltasar Garzón. En España también tenemos gente de honor, no sólo en Italia.

Joaquín Antuña
joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
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