Me pide Pilar Barroso, la estupenda directora de un colegio madrileño que le explique como se gestó el Premio Escolar Paz y Cooperación, que se ha convertido en una cita anual del mundo escolar y paso a hacerlo pues vivimos tiempos en que las peticiones de las damas deben ser colmadas, como hacía Don Quijote con los anhelos de su amada la altiva princesa del fogón Dulcinea del Toboso.
Esta singular aventura comenzó en el famoso Cafe Comercial de la glorieta Bilbao del castizo barrio de Chamberí, donde se sitúa "La
colmena" esa obra coral de Camilo José Cela, los protagonistas una audaz jovencita Pilar María Jiménez, ahora bibliotecaria en México donde vive en feliz coyunda y un no menos atrevido y desahogado cronista, que os abruma con sus diarios delirios, aunque a veces juiciosos, exabruptos literarios. Estos dos personajillos entre Quevedo y Gongora leyeron un manifiesto que el dos de diciembre yo había pergeñado en una fenecida Pizzeria "Manolo" de los bajos de Arguelles acompañado de una botella de tintorro de la que dio buena cuenta y se propusieron lanzarse al ruedo en la ebollucion de la movida madrileña, con la pretensión de aunar los conceptos abstractos de la Paz y la Cooperación mediante la creación de un Comité. Pilar María Jiménez, también en una servilleta de papel, que está singular aventura se forjó en papel humilde de usar y tirar, dibujo dos palomas, sosteniendo en sus picos, un ramito de olivo.
Dicho y hecho, luego prescindiendo de la hojarasca, que no hacev al caso, se cruzaron de forma casi mágica dos alcaldes uno de Hospitalet Juan Ignacio Pujana y otro de Madrid Enrique Tierno, ambos apadrinaron el uno una Feria de Ideas para la Paz y el otro un festival Crea y Sobrevive, de ahí el frágil Comité por la Paz y la Cooperación saltó a las Naciones Unidas en el Año Internacional de la Paz, con una designación como organización Mensajera de la Paz, y ya en Nueva York la creación de un Premio Escolar, que se propusiera llevar a las aulas los valores compartidos por las Naciones Unidas. Ahí empezó todo. Y que desde allí se convocó en febrero, hasta los dos últimos que lo fueron en Viena, también en Naciones Unidas.
Desde entonces y van para más de treinta años la elección de un gran tema, entre los que forman lo que mi maestro Aurelio Peccei, fundador y alma del Club de Roma, la problemática mundial y con puntualidad ferrea, todos los febrero se lanzó desde las Naciones Unidas, en una conferencia de prensa apadrinada por la Misión española, luego apoyada por las embajadas españolas de todo el mundo y con el andar de los años con el respaldo del cuerpo diplomático acrditado en Madrid, todo con pocas personas ejecutando este proyecto, pero sin desmayo, desde la gran manzana al ancho mundo.
En torno a este premio fueron surgiendo el Jurado Internacional, la fiesta de la paz en el aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos culminando en la creación de un Día Escolar por el Entendimiento y la Paz el 7 de febrero y una celebración de una pomposa entrega de premios, que apadrinaron todos los alcaldes de Madrid y que se narra con todo lujo de detalles en el libro "El Arte de crear una ONG" editado por "Libros libres".
Un Forum en Barcelona y un acto en la Comunidad de Madrid sirvieron de lanzamiento para la internalización del Premio Escolar. En Barcelona fue la campaña escolar en los seis idiomas de Naciones Unidas y la entrega de premios realizada por Federico Mayor Zaragoza y el alcalde de Barcelona Joan Clos las que nos puso en órbita. Al año siguiente el criminal y trágico atentado de Atocha resultó en la convocatoria apoyada por la Comunidad de Madrid "Por un mundo sin violencia" con un cartel en todos los idiomas de las víctimas del 11M, cuya entrega de premios se celebró en la sede de la puerta del Sol de la Comunidad de Madrid presidida por Esperanza Aguirre un 7 de febrero, que desde entonces es nuestro Día Escolar por el Entendimiento y la Paz.
A partir de entonces las sedes del premio recorren los cinco continentes de Argel a Hong Kong, de Buenos Aires a El Cairo,de Belgrado a Yakarta,
de Dubai a Manila, y en 2019 se propone volver a Madrid, su casa madre, de la mano de la Comunidad de Madrid y precisamente un siete de febrero. Todos estos episodios se relatan ilustrados con fotos en las crónicas que publica, la Galicia Digital de Don Xulio, un lucense universal y que se recogen en siete libros, de la Editorial Paz y Cooperación, el último a presentarse el 21 de marzo a las siete y media en el Centro Riojano de Madrid, Serrano 25.
Toda una aventura madrileña, que este año se pone a disposición de profesores y escolares con la convocatoria del Premio Escolar Paz y Cooperación 2018 Galaxia de Paz, el Espacio Patrimonio Común de la Humanidad conjuntamente con UNOOSA, la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior, que conmemora el 50 aniversario del Tratado de la Paz en el espacio y cuyo Premio Extraordinario se dededica al cosmonauta ruso Yuri Gagarin. El lanzamiento se realizó en Viena el 20 de octubre de 2017 en Naciones Unidas con Simonetta Di Pippo, directora de UNOOSA y el representante permanente de España el embajador Gonzalo de Salazar. Un buen bautizo al que Don Xulio verso el agua bendita publicando nuestros empeños.
En todo este caminar tuve la dicha de cruzarme con la madre Teresa, Nelson Mandela, Johan Galtung, Rafael Alberti, Llorenç Vidal, Aurelio Peccei y otras relevantes personalidades compañeros de viaje de esta bella quimera que es la paz mundial.
Joaquín Antuña
joaquinant@hotmail.com
