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Pepe Luís Vázquez y sus destellos

jueves, 15 de febrero de 2018
En la Tertulia de los de José y de Juan, Joselito y Belmonte‎ se celebra en Pepe Luís Vázquez y sus destellos este sábado de febrero frío y soleado de Madrid, en la Sala Bienvenida de Las Ventas un coloquio dirigido por el escritor y revistero taurino Andrés de Miguel con el maestro Pepe Luis Vázquez. El aula esta llena de un publico que se ha encanecido viendo, rememorando y saboreando tardes de toros. Es un reducto de esta fiesta acosada, por los nuevos bárbaros del ecologismo sin alma ni belleza.

Mi madre me inculcó la afición a los toros, que me han llevado a estar abonado durante 35 años, ya pierdo la cuenta, en el tendido siete, famoso por su rigor y su pasión por el toro duro y el toreo sin trampas ni cartón. De esta cofradía fue siempre Pepe Luis Vázquez, que como su padre el gran Maestro del mismo nombre, hay que alistarlo entre las fila de los bell'uomo, llamar guapo a un hombre si eres varón acrisolado, solo se puede hacer en italiano. En una pregunta al final del coloquio le comento que a mi madre le brillaban los ojos cuando hablaba de Pepe Luis Vázquez, que sin duda fue un torero que gustaba a las damas y encandilaba a las aficionadas.

Pepe Luis Vázquez jr. fue de vocación tardía, debuto en Las Ventas y en La Maestranza con tan sólo una docena de novilladas, su carrera más brillante fue en 1984 y 85, una cornada probablemente acentuó la fragilidad de este torero que había heredado la exquisitez por vía paterna y luego siguió toreando hasta 2017, confirmando la leyenda que un buen torero no se retira nunca.

Una tarde triunfal en Granada con un mítico cambio de manos fue uno de sus momentos estelares. Confiesa a preguntas de Andrés, que por cierto ya se ha convertido en guru y pope de la critica, ‎un glosador del arte de Cuchares, que como torero siempre se ha regido por la verdad y la sencillez, en el sentirse a gusto ante el toro, en entenderlo, de nuevo cualidad transmitida por el artista y sicologo taurino que fue su padre. El miedo no se pierde nunca, el toro es imprevisible, en cualquier momento puede dar un arreón, pero para el maestro no existe el medio toro, ni la media faena, ni mucho menos el toro intermedio. No cree tampoco que cualquier tiempo fue mejor y que ahora se templa más que antes, echa de menos que haya menos capa como en México, pero cree que el momento fugaz, irrepetible, al que se refiere Andrés citando a García Lorca, viene toreando, así surge la inspiración y ese segundo, en ese destello, en ese instante es en el que en que te unge el ángel de la gracia. Recuerda su temporada de corrida mixta con Curro Romero el monstruo de La Maestranza y el niño Moura, el gran rejoneador portugués, que salpicó de arte todas las ferias españolas.
Pepe Luís Vázquez y sus destellos
Tiene un marcado, elegante y bonito acento sevillano de San Bernardo. Se conserva muy bien fisicamente, es humilde y modesto en su señorío, uno de esos hombres que nos hace ser orgullosos de ser españoles. Como torero no se prodigó, regalo detalles, momentos de buen gusto, su repertorio estuvo lleno de pinceladas artísticas y hoy pasea sus años tardíos con la galanura de un caballero español, lo que en la época de las "portavozas" se agradece.

Joaquin Antuña
joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
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