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Los Goyas al femenino

martes, 06 de febrero de 2018
En una ceremonia con unos presentadores sin gracia ni talento que debía ser reinvendicativa se vivió uno de los Goyas más placidos que se recuerdan. La indignación, la protesta, las reclamaciones partidistas brillaron por su ausencia. Ni siquiera un ataque al gobierno, ni una rechifla al ministro, ni siquiera alguna indirecta de los catalanes premiados, a su fantasma de Bruselas, ni a sus presos, sin lucir lazos amarillos. Los vascos utilizaron el euskera, pero sin nada hiriente para el resto de pacientes españoles.

Los Goyas al femeninoIsabel Coixet, la estupenda directora catalana consiguió los premios más importantes para la dirección, el guión y a la mejor película. Es una de nuestras artistas más cosmopolitas, con películas en Japón y hasta en el polo, esta vez en un escenario muy inglés en el sur de Inglaterra, con actores británicos y rodada en inglés, aunque financiada desde España. Tiene una caligrafía cinematográfica excelente y en "La librería" describe una historia melodramática, de forma muy inteligente, que no deja mal regusto, es la vida misma, que no es un lecho de rosas. Si además, al igual que Juan Manuel Serrat se profesa española, pues entonces miel sobre hojuelas.

La película dedicada a un gigantón vasco del siglo XIX, es muy original y pariente del gran Showman el musical que relata la exhibición pública de seres físicamente diferentes, la mujer barbuda, el hombre más pequeño y el más alto siempre del mundo, pero si se compara esta cinta española, con la de Estados Unidos, queda en muy mal lugar, por no dar la talla, por la mediocridad de las imágenes, no basta con la ambición. Capitulo aparte el episodio de la guerra carlista, en que no se habla de España, como si estuviéramos en Nueva Zelanda ‎o en cualquier lugar del mundo. La ideología abertzale a mi no me ha gustado, incluso se envilece a una joven Isabel II, unicamente interesada en compulsar los atributos varoniles del gigantón, que al parecer existió.

Una película con niños y con el trasfondo del SIDA en un verano de 1993, una película delicada y conmovedora, completa las tres películas más galardonadas y no rodadas en español, sino en catalán, inglés y euskera. Vamos, casi como en el Festival de Eurovisión en que se prefieren otras lenguas con vista a la difusión de las canciones.

La faceta feminista, se limitó a unos abanicos, el único signo folklórico de una velada muy amorfa, a unos discursos muy vacíos y genéricos, quien se va a oponer a que haya un mayor protagonismo femenino, pero nada de denuncias por acosos ni abusos‎, aquí los trapos sucios se lavan en casa. El asunto del IVA salió de refilon y el único momento polémico y con mordiente fue el elogio que hizo Isabel Coixet a las cabezas plateadas que llenan las salas de cine, compran libros y se interesan por la cultura, en velada respuesta a la elitista y exquisita Elvira Lindo, que osó meterse con este tipo de público. La Coixet triunfo pues en el cine y en la polémica, dando pruebas de su talento y de como con un físico de la vecina del primero, sin necesidad de desnudarse, ni utilizar las armas de mujer encandilando machos, se puede ser una gran artista y tener un excelente olfato, un reclamo, un gancho para los expectadores jubilados que se deleitan en el cine, repuliendo sus recuerdos, reviviendo y forjando sueños. Bravo Isabel!!!

Joaquín Antuña
joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
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