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Gracias Majestad

jueves, 01 de febrero de 2018
Gracias Majestad En su cumple estuve con el embajador de la India en un acto por la no-violencia y la paz en el Colegio Caude de Majadahonda y en mi turno de palabra solicite un cerrado aplauso a un salón de actos repleto de escolares por el 50 aniversario de Felipe VI, destacando con que arrestos y reaños había defendido la Constitución el día 3 de octubre. Ese día diré con Espronceda "hoy la he visto, hoy creo en Dios".

Su augusto padre Don Juan Carlos I se había ganado los galones de rey en un 23 de febrero derrotando el golpe de estado de Tejero y de Milán del Bosch. Ese día brotaron juancarlistas hasta por debajo de las piedras. Son estas gestas del 3 de octubre y del 23 de febrero las que hacen nacer los mitos de los héroes y no por un hecho de armas como en el pasado, sino por abortar la violencia e impedir la injusticia de quienes desprecian las leyes‎ y sus argumentos son los hechos consumados.

Conocí a su abuelo con Rafael Calvo Serer en el Hotel Meurisse de París cerca del Louvre. Don juan me hablo de sus navegaciones por los mares del mundo cuando era oficial de la Royal Navy. Fue una conversación larga y distendida, en que recibía un bautizo de monárquico y un respaldo democrático, de este gran patriota, aunque yo estba con joaquin Ruiz-gimenez en su Izquierda Democrática y tenía a mi cargo las relaciones internacionales, pero Don Juan y su apertura democrática suponía un futuro de libertades para España.

En aquellos tiempos ardientes de la transición, casi todos eran posibilistas respecto a la forma de Estado, tengo que confesar que siempre he sido monárquico, como depositario de la unidad nacional y guardián de nuestras más queridas tradiciones y creencias. Además el esperpento de las dos repúblicas la primera con once meses de duración y el escarnio de cuatro Presidentes y la segunda ahogada en sangre después de un despropósito de pasiones violentas desatadas.

A su padre tuve ocasión de recibir su abrazo en dos ocasiones, la una en Roma con Rafael Alberti y María Teresa León, en que se reconciliaban las dos Espanas y la segunda en el Palacio de Oriente en una efemérides de Derechos Humanos, como vicepresidente de la Federación ‎de Derechos Humanos, fue una charla alegre y desenfadada, Don Juan Carlos nos miraba con simpatía y curiosidad a nuestra variopinta comitiva y remataba como los buenos toreros, en su caso con un gran abrazo, como los pases de pecho de los grandes toreros. Esa simpatía contagiosa era y es uno de los grandes atributos de su augusto padre para con los hombres y causando estragos entre las damas, en la mejor tradición borbonica.

‎Respecto a Felipe VI, han sido pasamanos y monosílabos, tanto con el rey como la reina, mi paisana Letizia. Se parece mucho a su madre, la reina Sofía, tan buena profesional, como la definió Don Juan Carlos en un libro de Villalonga, le falta la simpatía, de su padre y su desinvoltura, esta demasiado envarado, pero el tres de octubre y en Davos se ha ganado mi admiración y la de millones de españoles. Gracias Majestad.

Joaquín Antuña
joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
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