
Ya sé. Vivimos en un planeta donde los ricos son pocos y los pobres somos la mayoría. Pero eso de que los ricos puedan comprar todo lo que les viene en gana a mi me dice que es porque algo está fallando en el mundo de los valores.
Me cuentan que los árabes ricachos, es decir, los de Arabia Saudí, han regalado a clubes españoles de primera, segunda división y filiales de segunda división B a nueve de sus futbolistas que jugarán el próximo mundial defendiendo los colores de su selección.
No tienen que pagarles nada, ni siquiera gastos de estancia, son mercancía a coste cero. Es más, a cambio prometen a los clubes que, si bien no obtienen beneficios deportivos porque esos jugadores vienen a estudiar -aún no aprobaron la selectividad futbolística- traen bajo el brazo beneficios económicos en forma de posibles patrocinios.
El fútbol español, por lo visto, entusiasma a los saudíes y en el mundo árabe despierta más curiosidad que el de otros países. Vamos, que para ellos en España están las mejores universidades en las que se imparte el máximo conocimiento de este deporte
o de este negocio, que a mí me parece que debemos empezar a llamarle al fútbol por su nombre.
El contraste a esta noticia nos lo ofrece el equipo de fútbol de Calpe, Alicante, que estaba dirigido por un italiano mafioso ayudado por dos golfos valencianos. Están los tres en la cárcel por prometer a un grupo de futbolistas paraguayos el oro del moro a cambio de cobrarles con engaños cantidades ridículas en el mundillo futbolístico.
Los trajeron de tapadillo sin papeles- y los tiraron en un piso de alquiler que nadie pagó, pasando hambre y viviendo de la caridad de vecinos y aficionados. Al final, los van a deportar como si fueran unos delincuentes
porque también deportan a los que llegan con sus sueños en una patera, lo que me parece aún mucho más cruel.
Yo creo que la AFE, la asociación de futbolistas debiera estar al quite de estas dos historias, como es su obligación. En el primero de los casos porque deben de defender nuestra cantera, ya que gracias a ella gozamos de esa gloria y fama futbolísticas. Y en el segundo caso porque, aunque el Calpe no forme parte del futbol profesional, esos chicos paraguayos bien se merecen que alguien les eche una mano solidaria.
Claro que poco puede hacer la AFE si es verdad que estos negocios se hacen desde la Liga de Fútbol Profesional empeñada en llevar a cabo una política de expansión con el objeto de obtener más dinero.
Un poco de miedo ya me dan señores como Tebas, el capo de la patronal del fútbol, un negocio en el que hay que aclarar muchos actos, contratos y actitudes. Yo ya me estoy curando de esa enfermedad deportiva que se llama pasión.