Nuestro corresponsal y amigo Jeffrey Sachs nos envía un nuevo escrito sobre un tema de candente actualidad. Nos cuenta que los americanos están pagando un precio terrorífico por el calentamiento global. Estas consideraciones de Sachs son válidas también para Europa y para España ante el incremento de ciclones y pequeños tifones que experimentamos en el norte de España.
En Estados Unidos la Agencia Nacional oceanográfica y atmosférica informó que los tres poderosos huracanes atlánticos de 2017, Harvey, Irma y Maria, costaron a los americanos 275 mil millones de dólares y otro tanto los incendios forestales que tanto padecemos en España y en Portugal se elevaron en California a más de 18 mil millones de dólares. Los científicos demuestran que los cambios climáticos inducidos por la acción humana incrementan la frecuencia y la intensidad de tales desastres. Jeffrey replica que el camino a seguir es el de la ciudad de Nueva York que demuestra un audaz liderazgo al emprender una acción decisiva en pos de la seguridad y de la justicia.
Aquí entramos en los tejemanejes de las compañías petroleras que aunque saben que sus productos son peligrosos para el planeta lo ocultan y siembran el desconcierto e incluso compran a los congresistas republicanos a través de donativos muy importantes. Por esta razón han abogado por romper el Acuerdo Climático de Paris. Nueva York ha aportado un programa de reducción del 100% de las energías contaminantes con la convicción de eliminar totalmente el carbón antes de 2050, a través de un programa de impulso de las energías eólicas, solares, hidroeléctricas y geotérmicas, para que la Gran Manzana se convierta en una urbe verde, con coches eléctricos, calefacciones no contaminantes y transportes públicos.
Sin embargo, no es una batalla fácil. Los productores de carbón, gas y petróleo tratan por todos los medios de impedir la transición de la energía contaminante a la energía limpia, retomando el Plan de Energías Limpias de la Administración de Obama. A los neoyorquinos les ha costado mucho y lo están pagando todavía los estragos del huracán Sandy y la construcción de digas, polders para protegerse de la subida del nivel del mar. Este tipo de industria, a la que yo llamaría de Frankenstein apoyando a Sachs, tiene que pagar por lo que contamina. Es una cuestión de un mundo mejor para el futuro.
Nueva York ha anunciado dos importantes medidas esta semana. La primera es la desinversión de las inversiones realizadas en las compañías fósiles. No se puede apostar por el pasado para conseguir los límites de calentamiento global establecidos en Paris tenemos que descarbonizar el sistema energético.
Es verdad que estamos ante un cambio difícil y que a veces no entendemos los ciudadanos, por ejemplo ciertas medidas de la ciudad de Madrid incluso nos enfadan, tal vez porque no entendemos la finalidad de las mismas y también porque faltan expertos que apoyen estas políticas con datos y no sólo anti-sistemas que protestan. Sachs es contrario a las nuevas prospecciones de petróleo en Alaska, el Ártico y las costas oceánicas.
La segunda iniciativa es una evaluación de los daños causados por las energías fósiles actuales, indicando los riesgos de cáncer de pulmón y de otras enfermedades que nos afectan, como las alergias, que erróneamente se atribuyen solamente al tabaco.
Estas dos medidas, una positiva de reducción de energías contaminantes y la segunda de compensación por los perjuicios causados, no van a ser de fácil ejecución, porque estas grandes compañías tienen un ejército de abogados, de lobistas y de grupos de presión que apoyan y harán todo lo posible para tratar de frenar esta nueva política en aras de un planeta seguro.
En este siglo XXI estamos en una encrucijada, tenemos que elegir el camino, la senda que contribuya a una mejor y mayor calidad de vida y prepare el futuro de las generaciones venideras que dependen de nuestras acciones de hoy. En esto, el amigo Sachs y vuestro colaborador estamos completamente de acuerdo.
Joaquín Antuña
joaquinant@hotmail.com
