En el día de Reyes como pequeño regalo para mis queridos lectores voy a presentaros a una pintora muy conocida por la alta sociedad madrileña y en especial del cuerpo diplomático, se trata de Francisca Blazquez una
mujer que irradia una innegable energía espiritual, que se refleja en unos ojos de mirada cálida e intensa, en esa capacidad de hablar con todos como si de hecho los conociera de siempre y ese tono de voz que llega al alma y al corazón del que la esta escuchando y finalmente esa curiosa aureola que es su pelo y que enmarca un rostro permanentemente sonriente.
Su pintura es errática, con una innegable luminosidad, que nace del uso de una paleta de colores cálidos y sin apenas tonos intermedios, ella consigue trasmitir a través de esa pintura su enorme caudal energético. En una palabra su pintora es ella. Francisca es una especie de medium, gracias a su capacidad de llegar a las personas a través de su pintura. Francisca hace radiografías en multicolor de quienes observan sus cuadros y exámenes profundos del alma de quienes le encargan los cuadros. Es una pintora taumatúrgica, que dirige tu mano al cuandro para que sientas con escalofríos su energía.
Mi primer encuentro con este infatigable personaje de la vida social, siempre tarjeta en mano, fue hace siete años cuando está madrileña audaz y extraordinariamente trabajadora exponía en el Instituto Egipcio de Madrid, su marido un crítico de arte catalán y avezado marchante, empujaba un carrito de bebé, tenían el aire de hijos de las flores, que correspondía perfectamente al período dimensionalista de esta destacada artista. Tardé en entrar en conexión con ellos, que siempre me invitaban a visitar su casa estudio de Galapagar, el castizo pueblo cerca de El Escorial, muy conocido por su ilustre vecino el ya fallecido ganadero Victorino, El Paleto, no pude hacerlo, pero muchos de mis amigos si han gozado de la pila de cuadros, que se amontonan por todas partes y del
chorro de voz de Francisca al describirlos. Toda una experiencia.
Posteriormente nos hicimos muy amigos, junto al embajador de Palestina en los saraos diplomáticos del Hotel Intercontinental, que tiene como director a un costarricense que rivaliza en buen hacer con el mismísimo Keylor Navas su compatriota y Francisca fue sumándose a mis aventuras e iniciativas escolares pacifistas, diseñó las portadas de mis últimos libros y contribuyó con sus cuadros a exposiciones permanentes, ahora en Coruña y a partir del doce en Alicante, sobre temas ligados al espacio 'Mirando a las estrellas' y 'Galaxia de paz' para UNOOSA, la Oficina del Espacio Exterior de Naciones Unidas.
Últimamente ya como embajadora de Paz y Cooperación realizó un viaje conmigo a Zaragoza para inaugurar una exposición en el Colegio Fomento de Sansueña, en que es profesora la excelente Mercedes Roig, en el AVE me contó como había comenzado en Bellas Artes y como había realizado su ascensión a profesional de la pintura, su conversión al budismo, su visión espiritual de la transcendencia y la manera casi mágica como conoció a su marido, entre piruetas de unas jotas mañas y como fue un flechazo letal. Por la tarde despues del estupendo acto del Sansueña la lleve a visitar la Basilica de El Pilar y seguimos la misa de las cinco, Francisca casi levitaba como si estuviera en una nave espacial.
Últimamente en conexión con Paz y Cooperación en la embajada de Argelia realizó una exposición figurativa, donde destacaba una crisálida, que salía volando en su metamorfosis de la tierra al cielo. Toda una metáfora sobre la pintura y la personalidad de la pintora. No os digo su edad, porque las damas no la tienen. Gracias Francisca por tu inspiración de auténtica mujer de paz. Por cierto que expuso en Lugo de la mano del polifacético Don Xulio en la sede Territorial de la Xunta.
Joaquin Antuña
joaquinant@hotmail.com
