Al finalizar el año se hace un balance del mismo. Es un examen de héroes y villanos, sin preguzgar en que categoría nos corresponde. Si nos
centramos en lo público y corremos un tupido velo sobre nuestras circunstancias personales, que no interesan a los demás, entonces hacemos memoria de nuestros compatriotas que han sobresalido en la escena internacional y nacional y de los que han sido los malvados, que deberemos fustigar como se merecen.
Entre los héroes destaca Ignacio Echeverria el joven del monopatín,que arriesgo su vida y la perdió en Londres en la defensa de las víctimas y ha sido condecorado a título póstumo en el Reino Unido y en España. En el capítulo deportivo destacan los tenistas Rafael Nadal y Garbiñe Muguruza, el primero ganador en diez temporadas del Roland Garros y número uno del mundo y la segunda por su victoria en Winbledon y haber ostentado el número uno de su escalafón, lo es también el golfista Sergio García ganador de la chaqueta verde de Augusta, emulo de Severiano Ballesteros, la nadadora Mireia Belmonte por sus excelentes marcas y medallas, en el capítulo futbolistico destaca el Real Madrid, por su segunda Champions consecutiva y el protagonista de su adelantado el ibérico Cristiano Ronaldo.
En el ámbito politico,destaca con luz propia convirtiéndose en el personaje del año Inés Arrimadas, la jerezana que ha puesto una pica en Flandes, en su Cataluña de adopción y a mucha distancia empiezan las zonas grises de un ejercicio político lleno de escollos y como supervivientes resaltan la resistencia numantina de Mariano Rajoy al frente de un gobierno en minoría y la resurrección de Pedro Sánchez, el defenestrado de Ferraz, que por votación de los afiliados, vuelve al frente del PSOE, del gobierno mencionar a Soraya por su gran preparación y pasión política, pero que estuvo a punto de despeñarse por su descabezamiento catalán y conceder un accésit, digno de enmarcarse como se debe a Cristóbal Montoro, valiente'exigente y descarado y un reconocimiento por su buen hacer a Fátima Bañez que ha instado a subir los sueldos, lo que es una necesidad y debe ser una prioridad nacional.
Entre los villanos se gana el máximo entorchado Carlitos el Tramposo, el exiliado por decisión propia y prófugo de la justicia Carles Puigdemont, seguido a distancia por el encarcelado y pio Oriol Junqueras y las Pasionarias del catalanismo la brillante Carme Forcadell y la joseantoniana Marta Rovira y los activistas el dúo de los Jordis, Rinconete y Cortadillo de nuestro padre de la lengua Miguel de Cervantes. En categoría aparte las dos esperpenticas alcaldesas de Barcelona y Madrid, encumbradas por azares del destino, que se han ganado el loor y el denuesto de las multitudes por sus ocurrencias y decisiones arbitrarias.
En esta categoría no se piden olvidar a Urdangarín, el ex-duque de Palma, Bárcenas y sus mil trapisondas, como Correa y sus compinches, tanto en Madrid, como secundando las fantasías delirantes de la Comunidad valenciana, con episodios dignos del Buscon de Quevedo y sus epigonos de Andalucía con sus fraudes a las subvenciones destinadas a los parados. PP y PSOE se han llevado la palma de la corrupción, mientras Podemos y sus ramificaciones han practicado el nepotismo y el amiguismo.
No ha sido un año brillante para España el 2017, puede pues entrar en la historia con minúscula por la sequía y la nefanda proclamación de la República de Cataluña. Los accidentes de tráfico aumentaron, cerca de 50 mujeres fueron víctimas de la violencia de género y el terrorismo yihadista ensangrento las Ramblas de Barcelona y de Cambrils.
Saludemos pues con esperanza al 2018 y tratemos de ver los aspectos positivos que ilustró el Rey Felipe VI en su mensaje de Navidad, no sepultemos a la transición echando siete cerrojos a la tumba del Cid, como proponían los regeneracionistas de Joaquín Costa, estemos orgullosos de ser españoles y de formar parte de Europa.
Joaquin Antuña
joaquinant@hotmail.com
