En Torrelodones, en una urbanización de la época del apogeo del ladrillo, se expandió una urbanización "Los Peñascales" de la cercana Las Matas, se trata de la nueva burguesia emprendedora y de especulaciones de los terrenos, las más de las veces, con intereses politicos.
Como he tenido un naufragio sentimental deseaba vivir la Nochebuena en familia y llamé a Teresa, mi editora de toda la vida y le pedí que me invitará a su cena familiar con hijos y nietos. Dicho y hecho. Compre regalos para los cinco nietos, Pablo, Paloma, Daniel, Lucía y Marina, de 12 a 1 año.
Lo que siguió lo habrán vivido miles y miles de familias españoles con
sus amistades, que es lo que hace a la Nochebuena tan entrañable. Muchos habrán seguido el mensaje del Rey Felipe, que nos invita a estar orgullosos por lo conseguido en los últimos 40 años y nos invita a seguir unidos, sin olvidarnos del cambio climático y respetando la dignidad de la mujer, otros se lo habrán perdido entre preparativos y el delirio y frenesí de los niños.
La cena claro está, echando la casa por la ventana, que Teresa es muy rumbosa, entremeses muy buenos y naturalmente el pavo, que debería haber trinchado en la mesa delante de todos el patriarca Antonio ante el regocijo de toda la familia. No pude beber, por aquello de tener que conducir, pero no hizo falta, mi vino, mi cava fueron todos los presentes, los niños contando chistes, los mayores recuerdos.
Sin embargo lo mejor estaba por venir, despues de esa bárbara costumbre de voladores y tracas, ruido mucho ruido, que tanto nos gusta a los españoles y a los chinos, fue el globo de los deseos, que fue volado por ese marido legionario, que se agenció Patricia en internet, mientras su hermano Dani el Negro y su doctora más tradicionales lo hicieron en una reunión de amigos en la romántica Unquera, con flechazo mortal de necesidad, pero me estoy yendo por las ramas, el amor perdido causa estos desvarios, lo mejor fue ese imprevisto globo de los deseos, que no sin trabajo fue levantándose poco a poco, respetando los árboles de los vecinos, irguiéndose como una lucecita hacia la cercana Sierra. Los deseos fueron muy variados, desde Pablo y Dani que deseaban que el Madrid le ganará al Barsa, hasta Paloma, que se descolgó con un "que metan en la cárcel a Puigdemont", reprendida por la escrupulosa y pulcra doctora su madre y reida por los demas, incluso por una dama con una increíble falda de los cantones germánicos de Suiza. Me imagino que muchos niños catalanes de familias con lazos amarillos habrán tenido otros deseos bien opuestos, esta es la España de finales de 2017 dividida por un patriotismo, que nos separa, en vez de unirnos. Este fue mi deseo.
No faltaron ni el árbol, me imagine un belén y el reparto de regalos. Son tradiciones de la Nochebuena tan entrañables, que aunque similares, son como el mar, siempre iguales y siempre diferentes.
Joaquin Antuña
joaquinant@hotmail.com
