Nuestro amigo Sachs esta en China donde admira las políticas a largo plazo en infraestructuras, tecnologías y diplomáticas que han impulsado un rápido crecimiento económico y un avance tecnológico muy considerable. Por cierto que esgrimiendo estos mismos argumentos sobre el progreso chino la embajadora de Tailandia la Sra. Rattikul Chansuriya, en un almuerzo de trabajo, me hacía ver la incongruencia de hablar de derechos humanos para sacar los colores, no el rojo que es para ellos el de la suerte, al régimen de Pekin. Los derechos económicos y sociales pueden avanzar con modelos de desarrollo diferentes, la vía asiatica. Esta discusión podría hacerse interminable, por lo cual igual que la comida, a la que no pude hacer honor, por ser esclavo de la alimentación occidental, tengo que separarla de nuestro discurso sobre la democracia.
Tanto el profesor de la Universidad neoyorquina de Columbia y vuestro humilde cronista defendemos a capa y espada la democracia, basada en el respeto de la ley, separación de los tres poderes, elecciones libres, libertad de expresión y observación de los derechos humanos.
Si, admiramos el gigantesco avance chino, como ya os he contado, fui testigo del cambio chino en un periodo de 25 años y Jeffrey Sachs investigando en las entrañas del desarrollo material de este inmenso pais, se convierte también en propagandista del país del Imperio del Medio, como tradicionalmente en tiempos antiguos se conocía a China.
Jeffrey ha hecho una intensa campaña a base de conferencias y artículos contra la politica fiscal del Presidente Trump, que a su juicio desarma al estado, dejándole sin recursos para abordar las infraestructuras indispensables, poner la educación al servicio de todos los ciudadanos y dotar a los Estados Unidos de un sistema de seguridad social universal.
Sachs se desespera ante el aumento del déficit y de la desigualdad rampante beneficiándose a las grandes corporaciones y a los multimillonarios, reforzando los lobys que transforman la política y la falsean al perseguir objetivos de enriquecimiento personal de los mega ricos en contra y merma del bienestar de las clases medias y bajas de la sociedad.
Donald Trump esta en la recta final de su desmantelamiento, para Sachs desbarajuste, fiscal y por si no bastará poco ha armado la tremolina, la Marimorena, con su declaración de Jerusalén como capital de Israel. Jeffrey lo tacha de "descerebrado", brainless, lo razona con una cascada de datos, como le gusta al gran profesor del CEU, el ministrable Javier Morillas y lo apostilla diciendo que "nuestra crisis politica es tan profunda que bastante haremos con evitar la guerra nuclear, ahogados como estamos en el creciente déficit. El mundo nos mira con miedo y con asombro, con la sensación imperiosa de que América se ha convertido en un peligro para si misma y para el mundo, por su miopía, su división interna y su incapacidad de ocuparse del bien común".
Mientras tanto, Wall Street, el mundo de la especulación y las finanzas crecen como la espuma, pero Estados Unidos se aleja del sueño americano de prosperidad para todos.
El tema del éxito chino que apunta Jeffrey Sachs y la reflexión de la inteligente embajadora tailandesa me deja pensativo. Existen modelos de desarrollo alternativos, sin libertades civiles, hacia donde van, desembocaran en regímenes democráticos o se perpetuaran en una tiranía sobre ruedas, donde los ciudadanos se roboticen en una gigantesca colmena.
Por hoy dejemoslo ahí, mientras tanto Carlitos el tramposo y su banda de los cuatro "se descerebra" explotando ocurrencias, trantando de que los menús flatulentos se le indigesten al pio Oriol.
Joaquin Antuña
joaquinant@hotmail.com
