Pobreza patriótica

Se acerca ya la cifra de las 3.000 empresas de todo porte que han abandonado Cataluña y se sabe que si se separara de España se fugarían muchas más, incluso Seat cerraría su fábrica, con lo que el nuevo país, fuera de la UE, iría a la pobreza.

Pero las encuestas sobre intención de voto para las elecciones autonómicas del 21 de diciembre no parece que hayan afectado al separatismo de la mitad de la población.

Empate y similar proporción que en las elecciones autonómicas de 2015, que ganaron los independentistas en número de escaños, pero no de votos.

Ha pasado más de un mes desde que empezó la salida de empresas, algunas verdaderos gigantes, pero las encuestas de este último fin de semana, de las que La Vanguardia presentó este martes un promedio, prevén casi una repetición de resultados; con la única diferencia de la subida de unos partidos y la bajada de otros, pero de cada bloque.

Todos coinciden en que, por la parte constitucionalista Ciudadanos casi iguala a ERC, convertido en el primer partido separatista, y que en esa rivalidad los demás serían acompañantes para formar un grupo gobernante.

Carles Puigdemont, al que siguen muchos independentistas, ha insinuado que a Cataluña quizás no le interese estar en la UE, lo que, aunque se desdijera luego, ya parece asentado en muchas mentes por el rechazo de Bruselas a una Cataluña independiente.

Y no son sólo empresas industriales o de servicios las afectadas, sino los 42.550 agricultores que reciben anualmente 265 millones de euros de ayudas europeas, lo que les supone 6.228 euros de renta a cada uno.

Son los mismos subvencionados que bloquearon la región con sus tractores exigiendo independencia, y que parecen querer arruinarse patrióticamente, perdiendo ayudas y mercados.