Todavía muy impresionado por la muerte trágica del fiscal general del Estado José Manuel Maza que parece sacada de uno de los folletines de Stieg Larsson, aunque se deba a una insuficiencia renal aguda, en un Bueno Aires donde fue asesinado Alberto Nisman el fiscal que investigaba a Cristina Kirchner, reflexiono sobre las tenebrosas tramas rusas, que interfieren en las elecciones de Estados Unidos, favorecen el Brexit y quieren desmembrar España para desestabilizar a la Unión Europea.
Hasta aquí "el relato", que es como llaman los independentistas catalanes, al conjunto de mentiras, que nos cuentan todos los días Carlitos el Tramposo y toda su cohorte de aventureros golpistas.
Aquí la "posverdad", el infundio, la calumnia, se centra en Rusia y en su demoníaco Presidente Putin, a quien describen como un moderno Rasputin, manejando una red de endiablados hackers escribiendo un relato, como nos propinan todos los días los infatigables y fanáticos catalanes, los segadores profesionales y paniaguados.

En mis excelentes relaciones con la embajada rusa y con su embajador Yuri Korchagin nunca he detectado ninguna política subversiva, pero si un acendrado patriotismo por su Rusia eterna y un gran amor por España, que fascina a los rusos por su sol, su flamenco y sus toros, sin olvidar a Don Quijote y Carmen.
La gran guerra patriótica ha marcado a este país continental inmenso que se tarda siete horas de avion en atravesar cuando se viaja a Corea del Sur, que es una muy joven democracia, pues en el pasado tuvo siempre regímenes autocraticos y despóticos, desde el tiempo de los zares a Gorbachov.
Un conjunto de más de cien Repúblicas, y un ramillete de naciones asiáticas y república bálticas, que formaban parte de la Unión Soviética y que ahora son independientes. Si a esto se añade los lazos políticos, sociales y culturales tejidos durante el apogeo del comunismo y la guerra fría, surge un fresco con muchos colores y matices. Bastante tienen los dirigentes rusos en manejar todas las teclas de su pasado antiguo y reciente, para inmiscuirse en tinglados ajenos.
El oso ruso recompone su ambición de gloria, con Catalina y Pedro los grandes zares del San Petersburgo europeo y un Lenin y un Stalin, que forjaron un imperio. Un país complejo, con una gran música y una poderosa literatura y con un extraordinario patriotismo y gran sensibilidad, que les empuja a un rudo sentimentalismo. En el tableta de las grandes potencias la Federación Rusa aspira a rivalizar con la Unión Europea, China y los Estados Unidos.
Nuestro embajador en Moscú Ignacio Ibáñez, asegura que el Presidente Putin le ha dicho, que quiere una España unida y le creo, fue un inmejorable Secretario de Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores y es un hombre muy agudo y muy trabajador. Su palabra como en la copla, es ley.
A mi estas tramas rusas me recuerdan los panfletos e infundió contra los judíos perversos y usureros. Los protocolos de los doce sabios de Sión y otros infames libros, que azuzaron el odio e inflamaron a las masas contra los hebreos y condujeron al holocausto.
Que existan redes de mercenarios, de vendepatrias, que prestan su servicio al mejor postor y que son maestros en montar basureros para a río revuelto sacar partido de sus notables conocimientos de informática, como nos enseña Stieg Larsson, a quien mencione al principio cuando hable del pobre fiscal Maza, esto es innegable y se mueven forzados por azuzar el sensacionalismo y dar rico pienso a los medios de comunicación.
Pongamos en solfa a las tramas rusas y lamamosnos nuestras propias llagas y aprendamos del pueblo ruso a ser patriotas y a no estar guerrendo entre nosotros y a valorarnos como gallegos, asturianos, vascos, catalanes, andaluces y todos los demás ya que entre todos formamos un fascinante enjambre, un crisol una gran nacion.
Seamos serios dejémonos de tramas rusas y construyamos una pujante España.