viernes, 19 de abril de 2024
en The Globe, el periódico de los intelectuales estadounidenses. Como telón de fondo ya sabéis que Donald Trump ha hecho una ambiciosa gira por Japón, Corea del Sur, China, Vietnam y mientras escribo esta en Filipinas. Se ha entrevistado con los líderes mundiales de China y Rusia. Siempre con su programa de "América lo primero", con su afán de tejer relaciones comerciales y hacer negocios, defendiendo su postura proteccionista. En Estados Unidos nos dice Sachs el Partido Republicano esta favoreciendo a los plutócratas, con su política de rebajar el impuesto de sociedades, que es profundamente injusta para las clases medias y trabajadoras, pues aumenta vertiginosamente el déficit y amenaza con desatar una guerra comercial con las otras economías capitalistas. El dedo en la llaga para Jeffrey son los "recortes" en bienestar social. Rebate igualmente el argumento de Donald Trump, que a mas beneficios habrá más empleos y subidas salariales, pues la robotizacion típica de esta era digital se llevará la parte del león. Se impone diseñar una política de protección de los trabajadores, con beneficios e incentivos, que mejoren su calidad de vida. Estos temas han sido el caballo de batalla también en Europa durante la crisis, de la que estamos apenas saliendo. En Estados Unidos donde impera un capitalismo salvaje, no hay redes o son muy pequeñas para proteger al ciudadano. Lo que propicia la indefension del ciudadano ante los desmanes de las grandes empresas y de sus millonarios propietarios. Claro esta que no se pretende frenar la creatividad, añado y matizo por mi parte, sino de someterles a reglas 
éticas. Dos temas preocupan al prestigioso profesor, lo que llama "los grandes datos" y el "gran dinero". Nuestra privacidad esta en peligro ante el escrutinio al que estamos sometidos por Alphabet (Google), Facebook, Amazon, Apple y Microsot que sacan enormes beneficios 3,2 trillones de dólares, megafortunas y megapoderio con el proceso y venta de todos nuestros datos personales, con o sin nuestro conocimiento. No nos engañemos no somos los consumidores, somos la mercancía. Por otra parte "el gran dinero" falsea la democracia y condiciona nuestra vida cotidiana, en Estados Unidos, a diferencia de Europa, los grupos de presión, los lobbistas, perdón por el anglicismo, imponen la sanidad más cara del mundo. La obesidad, gran riesgo de las sociedades opulentas, se debe también a la ingente publicidad que nos hace esclavos de las hamburguesas y las bebidas refrescantes y de otros hábitos alimentarios nocivos para la salud, otro vicio americano es una sociedad armada, que ocasiona matanzas indiscriminadas, asaltos y vendettas protegida por el "lobby" de la poderosa Asociación del rifle, otro asunto impulsado también por poderosos grupos de presión y que nos afecta igualmente a los europeos es el armamentismo, las grandes ventas de armas a regímenes despóticos y a ejércitos de todo el mundo, si a esto añadimos los fondos buitres, que buscan solo beneficio rápido y puro y duro, sin consideraciones de tipo humanitario, que fomentan los magnates de Wall Street, sin olvidar a las poderosas fuerzas, por su poderío económico, del lobby del petróleo, que obstaculizan el despliegue de las energías renovables y se oponen al cambio climático, mencionar también a la industria del comercio de nuestros datos personales que favorecen los amigos de Silicon Valley en California y por último y no último las artimañas del poder económico para enriquecer a los más ricos, que según Sachs, son los Nababs del Partido Republicano. Estas reflexiones de Jeffrey pueden trasladarse a España al famoso palco del Estadio Bernabeu, donde copa en mano y canapé en ristre se toman grandes decisiones que repercuten en nuestras vidas. Permítaseme una reflexión final optimista. La democracia es muy imperfecta, pero es el mejor régimen político. Los ciudadanos tenemos que abrir los ojos y ser vigilantes, que no nos den eternamente gato por liebre, desarrollar un pensamiento crítico y tratar de contrarrestar los peligros de una economía de mercado, que con todas sus fallas es la mejor del mundo, pues tiene el dulce aroma de la libertad, aunque como la cocina china, sea agridulce.
