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Las Fosas Ardeatinas

martes, 07 de noviembre de 2017
El 24 de marzo de 1944, en represalia por el atentado de Vía Rasella, en que perecieron 35 soldados alemanes, fueron asesinados 335 italianos, en su mayoría judíos y miembros de la Resistencia. Hoy dos de noviembre día de los difuntos el Papa Bergoglio, después de asistir a un homenaje a las víctimas americanas, ha visitado las Fosas A‎rdeatinas, una cantera cerca de la Vía Appia Antica y las catacumbas de San Sebastiano. Es un lugar impresionante que el Papa recorrió en solitario, como hizo Papa Ratzinger en su visita a Auschwitz. Un pequeño pórtico te conduce a través de galerías semi en penumbra que te llevan a unas verjas muy simples que indican el lugar donde de cinco en cinco se les asesino con tiro en la nuca cayendo unos encima de otros hasta metro y medio, en una pila siniestra. Dos policías italianos, que se negaron a seguir estas ordenes fueron ejecutados allí mismo. Fue Hitler quien dió esta tremenda orden. Como en la antigua Roma, los nazis decimaban las poblaciones que cometían atentados. En este caso el Fuhrer fue inflexible. No valieron de nada las gestiones de Papa Pio XII para salvarles la vida. La lista de los mártires la compilo el Comandante de Roma Kapler, no fue fácil, incluyo a los presos políticos en la cárcel de Regina Celi, aquí todo tiene nombre santo y a los judíos detenidos, no llego a los 350, quedándose corto de quince personas. Los partigiani, los partisanos, caídos tienen placas conmemorativas en toda Roma. Después de ejecutar a estos patriotas se fueron para regresar al día siguiente y dinamitar esta cantera, pero liberada Roma pasaron cinco años hasta que se procedió a desenterrar los cadáveres y construir un mausoleo para todos ellos, con un espacio muy grande en que se alinean en varias filas las tumbas de todos ellos. El Papa con un gran ramo de rosas blancas fue depositándolas en las lápidas. Una breve ceremonia con el rabino de la Sinagoga de Roma y Francisco rezando unos salmos en hebreo y en italiano fue el homenaje a las víctimas y antes de concluir esta corta visita el Santo Padre firmó en el Libro de Honor, tiene una caligrafía muy pequeña y rebusca las palabras. A la salida, ya en la obscuridad, Francisco se dirigió al Vaticano en su pequeño coche y escaso séquito. El hombre de Buenos Aires cuida mucho los detalles de su sencillez. Se le veía emocionado y saludo a los Representantes de la comunidad hebrea y a familiares de las víctimas, a estos testigos de la barbarie de una época sin piedad, donde las ideologías se defendían con las pistolas, ahora se les manda a Soto del Real.

joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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