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¿Nos vamos al abismo?

lunes, 23 de octubre de 2017
Parecía que con la Constitución de 1978 se había superado el Franquismo, restablecido la Democracia y se habían respetado las distintas sensibilidades regionales con la recuperación de las autonomías. Las elecciones, en la que caben todos los partidos, han servido y sirven para constituir un Parlamento y un Senado que son los representantes de la voluntad popular.

La mayoría de los ciudadanos hemos aprobado la Carta Magna con más del 87%; pero, sin duda, el tiempo transcurrido la convierte en obsoleta y requiere una revisión como demandan muchos ciudadanos. Como resulta evidente necesita una vuelta de tuerca que se adecúe a los tiempos para satisfacer las demandas sociales y también dotarla de los mecanismos que la protejan con claridad de cualquier ataque ilegal.

En este contexto conviene precisar con claridad que cualquier abuso contra ella debe ser condenado sin paliativos por mucha demagogia y aires populistas con los que se quieran revestir situaciones anómalas. Concretamente, el seudo- referéndum catalán, no sólo fue ilegal, dado que no está contemplado en la Constitución, sino que, y abundando más en la arbitrariedad, se ha convocado y celebrado sin un mínimo de garantías como reconocen los observadores internacionales traídos por ellos al efecto.

Ridículo espantoso que sirve al radical Puigdemont para encabezar la carta de contestación a Mariano Rajoy. Pero es que, a mayores, resulta demasiado claro que los datos son falsos y se alecciona a la juventud diciéndole que lo más democrático es votar- ¿cómo se vota en Venezuela, por ejemplo?- o que el referéndum si no es legal,es legítimo… los pardillos pueden creerlo, pero los diccionarios están para ser usados. Reiterar que ha sido ilegal, es decirle a los que no se quieren enterar,que aquí no queremos volver a los referendosfranquistas o a las “democracias” venezolanas.

El fanatismo obnubila la razón y crea argumentos falsos que sirven a muchos independentistas para justificar sus posiciones con falacias y más falacias. Se han dicho cientos de chorradas, pero conviene que la ciudadanía no olvide que los políticos, por desgracia, son sólo marionetas de las multinacionales, que esta sociedad evoluciona, guste o no, a la globalización y a la superación de todo tipo de fronteras, que en este caso concreto formamos parte de Europa y que ésta camina a una integración mayor. Conozco nacionalistas que propugnan una Europa federal donde tengan cabida todas la nacionalidades porque son conscientes de una tangible realidad. Lo que no es de recibo es independentismo trasnochado basado en los tópicos románticos decimonónicos, que es el que propugna una parte de la burguesía catalana.

Sólo los necios pueden negar la realidad social, cultural y económica de Cataluña y su labor como locomotora de España, pero su independencia en estas circunstancias puede llevarla al abismo: tiene una deuda en bono basura, tendría que pagar la parte correspondiente a la deuda española, podría perder el mercado español que supone un 60% de su producción, las empresas se podrían deslocalizar, no sólo con sedes sociales, sino también perderlas entera y definitivamente….

Pero este fenómeno social, que tiene más motivos económicos que políticos, se puede observar en otras zonas de Europa, por ejemplo La Liga Norte italiana, y que obedece al alto índice de desarrollo de esas zonas que se quieren independizar para no ser solidarias con otras más deprimidas dentro del propio país. Es pues más un egoísmo que se niega a un reparto equitativo de sus recursos y, que olvida los sacrificios de otras zonas para que ellos alcanzaran ese estado de bienestar, que otra cosa.

Porque estos señores, tan aficionados a la pela, sólo buscan como rascar en bolsillo ajeno sin solidaridad ni memoria. Y algunos recordamos como la Seat, por poner un solo ejemplo, se ubicó en Barcelona. Y los demás migajas, agricultura, algo de pesca, economía de subsistencia y paro. Esta es la justicia social de tantos listos.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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