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Rajoy y el Lobo Feroz

lunes, 16 de octubre de 2017
Rajoy y el Lobo Feroz San Froilán, ese Santo, del Siglo IX, venerado en Lugo y en León, tuvo un encuentro muy sonado con un lobo feroz, como le ocurriría siglos después a la Caperucita Roja de los cuentos.

Froilán el ermitaño y hombre santo que fundaba conventos, se servía de un modesto asno en sus correrías evangélicas. Un buen día mientras estaba reposando de las fatigas del camino, vio como un lobo se abalanzaba sobre su jumento con intención de devorarlo, Froilán le reconvino y el lobo feroz se convirtió en un lobo manso que como perro fiel, le ayudó a transportar los libros sagrados que llevaba consigo y se convirtió en un seguidor, amigo inseparable.

Así se encuentra nuestro Hamlet de Pontevedra, el amigo Rajoy, acechado por los feroces lobos Puigdemont y Junqueras y las lobas no menos feroces Colau y Forcadell quieren comerse entre todo este sandunguero grupo, que pretende zamparse a Cataluña y hacer trizas los libros sagrados de cabecera de Rajoy que son la Constitución y los Estatutos de Autonomía. ¿Conseguirá nuestro Hamlet apaciguar a estos voraces lobos y convertirlos en mansos corderos? o, mejor, ¿en animales de compañia?

En un artículo de mi querido y admirado Don Xulio, se glosa al Santo Patron de Lugo, que por cierto, está enterrado en la Catedral de León, por lo que ambas ciudades, acaparan al Santo como ocurre con San Antonio entre Lisboa y Padua. Pues bien, Don Xulio nos cuenta que esta preciosa historia puede que sea más leyenda que realidad y añade, traduzco, “pero qué bonito resulta que la fuerza de la razón del Santo pudiera convencer a la fuerza bruta de que el libro venza al hambre, de que una fe y una inteligencia puedan con una violencia”.

Rajoy, sin embargo, no se enfrenta tan solo a estos lobos feroces, sedientos de hacer sangre, sino que está rodeado de chacales disfrazados de corderos que a nada que se descuide, le van a hincar no sólo un diente sino toda la dentadura completa.

España en este momento, es un gran zoológico donde se han suprimido todas las jaulas y todos los animales campan por sus respetos. Pastorear a toda esa tropa, resulta casi imposible. Aquí San Froilán tendría mucha tarea y tendría que pedir el apoyo a San Wenceslao de Praga, el santo, símbolo de la libertad para tantos patriotas, esa libertad que Vargas Llosa defendió con tanta fuerza en Barcelona y acordarse también del chino Confucio, cuyas enseñanzas perviven a través de los siglos.

Se enfrenta además, a estos personajes del sur de Europa que tanto gustan a los turistas de paella y sangría con sus mentiras, sus trucos, no se puede creer ni a españoles ni a italianos como estoy explicando a mi alumna Alexandra, pero que son muy alegres y divertidos, pero que en fin se las saben todas, por ejemplo, esta añagaza de sortear al Constitucional convocando la posible declaración de independencia del lunes al martes, es tan infantil que parece sacada de un cuento de Andersen o de los charlatanes, engañabobos que han recorrido nuestros pueblos y aldeas.

San Froilán, San Froilán, échanos una mano, por favor, no al cuello como quieren hacernos a todos los españoles, los lobos feroces de Cataluña. Una táctica podría ser, atiborrar de butifarras a estos lobos montaraces y así a hitos repletos de bebida, en porrón naturalmente y tocados con la berretina, podrían echarse una preciosa siesta.

Para Goya, los sueños de la razón, generan monstruos, San Froilán tienes que intervenir para que la Moreneta no tuerza el gesto y se nos vaya también de Cataluña como hacen los grandes bancos y todas las grandes empresas y se afinquen, o cielos, en Madrid.
Rajoy y el Lobo Feroz
Creo que esta pasión catalana debe abordarse únicamente desde el punto de vista de la farsa que puede convertirse en tragedia y crear estupendos mártires como les gustaría a la Asamblea Nacional Catalana y al Omnium Cultural y naturalmente al espadón Trapero, mientras en Lugo, los vecinos y los visitantes disfrutan de unas estupendas fiestas y los rapaces con sus flautas, trompetas y bombardinos como la del avispado Pablo, el de Teté, deleitan a propios y extraños, en Barcelona se está viviendo una página más de la truculenta España, una historia para no dormir y dejarse mecer amorosamente en las leyendas de San Froilán y el Lobo Feroz.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


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