
Una novedad dentro de la conflictividad y la fiebre patriótica que inunda a España ha sido la aparición de los hombres de blanco bajo el lema "Hablemos; Parlem", de origen claramente populista, que deslegitima a todos los políticos en bloque e invita al diálogo a Rajoy y a Puigdemont, equiparándoles, como si no fueran diferentes un político que cumple con los preceptos de la Constitución y otro que se salta a la torera sus normas. Estas brigadas blancas ciertamente cuentan con la aprobación de los rebeldes, los insurgentes como se dice en México, ya que están muy preocupados respecto a su futuro político e incluso patrimonial. Ven en estas aparentemente ingenuas personas vestidas de blanco y que engalanan balcones con sábanas, siempre con "parlem y Hablemos" un posible salvoconducto para blanquear su participación en el procés y su violacion de las leyes que gobiernan a España. Hay un aspecto inquietante pueden recordar las manos blancas de repulsa del asesinato de Miguel Ángel Blanco. Otro despropósito es la de no tomar partido y no importar si España se fractura o si permanece unida. Lo que esta claro es que se postula el dialogo, por esta razón el politico marchoso y bailarín

Miquel Iceta participó en la concentración de Barcelona y su líder Sánchez se apeló en Valencia al mantra del diálogo y la nueva Pinito del Oro, Ada Colau, demostrando sus dotes de equilibrista le pide al Secretario General del PSOE, que presente la moción de censura y consiga el apoyo de todas las fuerzas de progreso. Es decir una capitulación del Estado de Derecho escondida detrás del plurinacionalismo de España y probablemente una huida de empresas a otros países europeos. No corramos tanto. Vayamos paso a paso. Ahora estamos ante las brigadas blancas y el rebrote del dormido patriotismo español, que hasta ahora se asociaba solo a las hazañas deportivas, demostrando gran ardor e indignacion con abiertas e indisimuladas ganas de enfrentarse contra los independentistas, quienes a su vez pueblan un mar de esteladas, cuyos portadores se describen a si mismos como ciudadanos tranquilos y pacíficos, aunque en sus manifestaciones vociferen con aire amenazador y profieran insultos. Son leones dormidos que rugen al despertarse de improviso y se enfrentan a tiburones adiestrados y fanáticos. En medio desean situarse las brigadas blancas haciendo un guiño al Divino Pedro y lanzando un saldavidas a Puigdemont. Es una cuestión de punto de vista. Nada es verdad ni mentira, sino del color del cristal con que se mira nos enseña mi paisano Campoamor.