En la sede de la Comunidad Europea en Madrid, se celebró un Acto de Conmemoración del Décimo Aniversario de la Adhesión de Bulgaria a la Unión Europea y de la próxima Presidencia Búlgara de la UE, a partir del 1º de enero de 2018. Figura central de este acto, fue la presencia del Rey Simeon II de Bulgaria que también ha sido ex-Presidente de Gobierno de su país, precisamente durante el ingreso de Bulgaria en la Unión Europea. Moderó el Acto, el director del Real Instituto Elcano Charles Powell y participaron representantes de los Ministerios de Asuntos Exteriores de España y de Bulgaria: Jose Pascual Marco y Boyko Mirchev, respectivamente y representó a la Comisión Europea, Juergën Foecking.
Organizó el Acto e hizo los honores el Embajador de Bulgaria en España Ivan Kondov en presencia de diversas embajadas, entre las que figuraban las embajadoras de Polonia y Rumania.
En primera fila y muy atenta a todo lo que se decía estaba la exReina española, Margarita Gomez Acebo que junto a la fallecida Reina Fabiola y a la actual Reina Leticia forman el trio de Reinas españolas contemporáneas.
Todo un acto institucional, cargado de nombres importantes pero con una gran carga emocional, la de una Europa que se abre paso, entre grandes avatares y obstáculos, el último de los cuales es el Brexit.
El Rey Simeón II, a no confundir con el atlético Simeone, es un caballero muy atildado y de porte muy distinguido que lleva tantos años en España, que es más castizo que los leones de las Cortes dijo en su estupendo castellano que no había que dar crédito a los agoreros y a los catastrofistas que ensombrecen el futuro de Europa.
Europa está en marcha y apoyó el nuevo plan europeo del Presidente Macron que impulsa un presupuesto y una fiscalidad comunes y una defensa conjunta, aquel viejo proyecto de Pierre Mendes France y del General De Gaulle.
Se mostró cauto respecto al pleno ingreso de Bulgaria en la zona euro ya que hasta el momento existe un cambio automático entre el lev y el euro y esta integración, podría acarrear indeseadas repercusiones sociales a lo que yo apostillo que en Alemania llaman al euro el teuro, es decir, el caro. Recuérdese que en España el redondeo que se hizo encareció la vida.
Siempre hablando con un tono coloquial y sencillo, explicó los efectos positivos que para su país, había supuesto formar parte de la UE y dio fe, sin retórica, de su fervoroso europeísmo. Fueron muy interesante las estadísticas que se barajaron en las diversas intervenciones.
Bulgaria es el único país donde trabajan más fuera que dentro, (2,6 en el exterior y 2,2 en Bulgaria) con la inevitable fuga de cerebros y con el beneficio que supone las remesas de los trabajadores en el extranjero. No conozco las estadísticas de Rumanía. Además, los índices de pobreza han bajado de un 60 a un 40 por ciento, lo que refleja un país en marcha.
Mirchev manifestó, que los fondos estructurales eran muy importantes pero que Europa representaba algo más.
Por último resaltar que el Rey Simeon respiró optimismo sobre el futuro de su país.
En un aparte, el Embajador Kondov me comentó la gran fragmentación política de su país que exigía grandes equilibrios para formar gobiernos, pero se mostró también ilusionado sobre el destino de los búlgaros.
Después del seminario, tuve ocasión de saludar al Rey Simeon, que se mostró muy cordial enviando un cariñoso mensaje a GD y a quien le comenté que una ilustre compatriota suya Radina Dimitrova, patrona de mi Fundación, que había sido directora de la Asociación Hispano Búlgara, había regresado a España después de su estancia en Estados Unidos, en Nueva York y en Texas y que siempre se había referido a los monarcas búlgaros, en términos muy elogiosos lo que el Rey recambió ya que la estima mucho por su valía personal.
Hago mías todas estas buenas palabras y deseos, pues, las naciones como las personas, necesitamos alegría y optimismo para seguir viviendo y trabajando por nuestras causas, sean pequeñas o grandes. Creo que personas como el Rey y el actual Embajador honran a su país y nos dan a todos los europeos un soplo de esperanza en pos de una Europa Unida que no necesite depender de nadie, pero que, al mismo tiempo, sea justa y solidaria.
