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La Guardia Civil en Cataluña

lunes, 25 de septiembre de 2017
¡Se acabó la diversión!. El Estado, aunque tarde, entre complejos asustadizos, ofertas de zanahorias y demasiada palabrería, ha puesto en marcha su maquinaria para defender a los ciudadanos españoles que residen en la todavía Comunidad Autónoma de Cataluña.

Tengo que protestar indignadamente por la humillación que sufrieron los agentes del Benemérito Instituto en la semana que antecede, cuando se vieron cercados en la sede de las Consejerías de Exteriores, Hacienda y Gobernación en La Rambla de Barcelona, sin que los Mossos se dieran por enterados en materia competencial de orden público; al mismo tiempo que advierto del coraje que manifestaron sus compañeros acuartelados cuando estaban dispuestos a sacarlos de la "ratonera" haciendo uso de las capacidades operativas que disponen las unidades de la Guardia Civil.

Pero hay tres hechos que son causa-efecto de lo que antecede. La intervención económica del todavía Gobierno de Cataluña -por fin se han enterado en Madrid de la escalada secesionista-. La presencia progresiva de ciudadanos -tachados de extrema derecha, mientras que los de las Esteladas son pacíficos patriotas catalanes- dispuestos a luchar por sus derechos como españoles, pero con riesgo creciente de choques entre formaciones de Ómnium Cultural, Asamblea Nacional de Cataluña y CUP, con otros ciudadanos que se sienten humillados con la actitud de los todavía gobernantes. El envío de un contingente cualificado de agentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para garantizar el orden del Estado de Derecho Español en Cataluña, pese a la pasividad de los diecisiete mil Mossos que manda un tal Trapero y que son las fuerzas armadas de la Generalitat en pleno proceso de rebeldía y ruptura con el Estado para alcanzar la proclamación de la República Catalana.

Hay que estar ciego y sordo para no ver lo que acontece en Cataluña. Hay que ser un estúpido para no predecir la escalada independentista con su correspondiente espiral de violencia. A la CUP le interesa un enfrentamiento que haga temblar a la UE, para que sus hombres de negro, decidan intervenir en el conflicto y buscar una solución como en el caso de Kosovo -esto es lo que desean, como primer objetivo, los anarquistas catalanes; luego ajustarán cuentas con la burguesía de los Pujol, Mas y Puigdemont-.

Soy partidario de mantener como tonto útil al hombre del peluquín -Puigdemont-; ya que conviene tener un referente para cuando pidan árnica, no vaya a ser que tras la desaparición del gerundense, haya que entenderse con la tropa CUP o esa desertora del estropajo convertida en alcaldesa de Barcelona. Pero soy partidario de aplicarle el peso de la Ley a la Forcadell. ¿Qué más tiene que hacer la sacerdotisa del templo para que alguien la inhabilite de por vida para cargos públicos?.

Una vez más la Guardia Civil es la mejor garantía de los derechos para los ciudadanos españoles, que no quieren ser tratados como extranjeros indeseables en esa Cataluña que lleva años adoctrinando a sus jóvenes, pasándose las indicaciones de los Tribunales por el arco del triunfo de Bará, ciscándose en los poderes legislativo, ejecutivo y judicial del Estado español, mofándose de la Constitución Española y el Estatuto de Autonomía, señalando que ellos son los guardianes de la democracia, la honestidad y la libertad, conceptos que han acuñado a estilo nuevas tablas de Moisés.

La intervención-anulación del Departamento de Interior del todavía Gobierno de Cataluña, resulta indispensable, ya que hay indicios racionales que impresionan de la gravedad del proceso de rebeldía y no está nada claro a quien obedecen los Mossos, armados y desplegados por tierra, mar y aire.

¡Ah!. Y mucho cuidado con la vulneración de la Ley de protección de datos. Puede ser muy peligrosa la utilización de listas para diferenciar adeptos al proceso de enemigos para una Cataluña independiente.

Soy un convencido que este año, cuando celebremos la Pilarica, una vez más, en el haber de gratitud a la Guardia Civil, tendremos que poner su presencia y operativo en Cataluña.
Mosquera Mata, Pablo A.
Mosquera Mata, Pablo A.


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