Los que no me gustan
Timiraos, Ricardo - sábado, 19 de agosto de 2017
Los atentados de Barcelona y Cambrils nos han impactado de tal manera que la reacción de muchas personas ha sido incrementar su odio a todo lo que sea diferente, en especial a los musulmanes, propugnando soluciones violentas. Aquí parece que no nos acostumbramos a vivir en paz y a respetarnos mutuamente.
Y ese odio se manifiesta también, por ejemplo, en el desprecio de Cataluña y todo lo que sea catalán.
Son tiempos en que medran los nostálgicos y se propagan ideas de involución, porque parece que están cansados de la democracia y añoran los días del Dictador. Nacen revisionistas y tergiversan la Historia en aras de justificar sus planteamientos de exterminio y justificación de su situación privilegiada. Aquí nadie parece recordar el machacante y reiterado bombardeo por parte de nuestros aliados de aldeas y ciudades en los países en conflicto y los falaces argumentos con que tratan de justificar el saqueo del petróleo, por ejemplo.
Nos hemos habituado a que las ideas nazis y fascistas campen por la sociedad con impunidad y, en vez de combatirla con argumentos y valentía, se echa mano del olvido y el falso perdón para negar el respeto de los muertos de la Guerra incivildespreciando la ley de la Memoria Histórica.
Analfabetos radicales niegan a Machado su esfuerzo y trabajo y confunden su amor a España con las propias estupideces. No hay enemigo mayor de un País que la ignorancia, ni hombre más estúpido que el fanático político y religioso, sea su dios Cristo, Alá o el becerro de oro.
La desmesura, la intransigencia, el exabrupto son reacciones fruto de la indignación y la irreflexión y necesaria sería la meditación y el silencio para evitar caer en posturas que luego resultan vergonzantes. Evidentemente, el dolor ante la víctimas inocentes, lo compartimos y lo sentimos en lo más profundo de nuestros corazones, lo que yo nunca compartiré es el odio a los enemigos. A mí me enseñaron a perdonar y es en tiempos de dolor, cuando las lágrimas corroen el corazón, cuando conviene usar la templanza.

Timiraos, Ricardo
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