Canciones sexistas

Con estos populistas leninistas siempre se está rizando el rizo, su capacidad de ridículo es ilimitado. Son ridículos y ridiculistas redomados. Su última hazaña es la prohibición de las canciones sexistas, que pusieron en órbita los amigos de Bildu y ahora son los compañeros valencianos los que no quieren canciones machistas en sus fiestas. Es decir que eliminan de un plumazo a los tangos, las canciones napolitanas, las griegas y la copla. "Sola fané y descangallada" no se bailará en estas cuchipandas. Mi duda es si se censuraran las músicas de las bandas, con lo que los pasadobles‎ no podrán interpretarse, ni me imagino las marchas militares. La ideología de género hasta en la sopa. Hay que reescribir las canciones cuidando mucho sus letras que no ofendan a las doscientas medidas de las tablas de la ley de la religión ecologista. En Valencia al ser tan dados al fuego podrían quemar en efigie a Julio Iglesias y con leña verde muy verde, a fuego muy lento a Bertin Osborne y a una innumerable cantidad de cantantes. Espero que estos rigoristas fanáticos no se tomen el trabajo de adentrarse en las óperas eliminando "La traviata" y calentar la mano de Mimi prescindiendo del aria "Che gélida manina" y claro está vetar Madama Buterfly. Las prácticas nazistas de quemar libros pueden introducirse en Las Fallas para purificar tantos libros machistas que denigran a la mujer. La libertad es peligrosa para estas hordas puritanas, hay que poner un freno y aprobar un Índice de libros prohibidos como en los felices tiempos de la Inquisición. Prohibir, prohibir y siempre prohibir. Hay que reorientar a los extraviados. Sería muy útil nombrar a comisarios ecológicos en todas las escuelas. Lo ideal sería hacerlo también en los periódicos y en los cines imponer una versión ecologista obligatoria del NODO recreando la Sección feminista como unidad antimachista de choque. Claro es que decían unos chiquets valencianos, que todo esto sería innecesario si pudiéramos crear puestos de trabajo e impulsar la economía suprimiendo subvenciones, pero a falta de creatividad hay que distraer al personal con la política radical de género. Una canción sexista puede destruir la pureza virginal de los jovenes. Hay que aleccionar a la muchachada del botellón, sin molestarlos pidiéndoles que no tiren todo al suelo, pero preocupandonos por las músicas que escuchan. Pareceriía que se trata de una tomadura de pelo de algún locutor de radio con varias copitas de mas, pero es rigurosamente cierto. Se prohíben las canciones sexistas.