Una vez más acudimos a la celebración del prestigioso Curso Universitario e Internacional de Música en Compostela, que vive su LX edición. Un milagro posible gracias al tesón, el empeño y entusiasmo de las personas que a él se vinculan, desde los organizadores como el Director Agustín León Ara o el Secretario Enrique Jiménez, los profesores, como el célebre compositor Antón García Abril, Ana María Sánchez, Josep Colom
y los alumnos procedentes de todos los lugares del mundo, aproximándose al sugerente mundo de la música española que encuentra en ellos a los mejores embajadores de nuestro patrimonio musical.
La actividad de formación se complementa con la de conciertos o conferencias en las tardes, casi siempre en el marco de la Capilla del Hostal de los Reyes Católicos en la que en esta primera semana nos dimos cita para escuchar el recital a cuatro manos a cargo de Ángel Huidobro y Juan Manuel Consuegra o el Homenaje a Segovia y Mompou, El eterno recomenzar, conferencia ilustrada musicalmente por Adolf Pla, si bien, lo más significativo hasta el momento quizás hayan sido los dos conciertos de la Real Filharmonía de Galicia que dejaron bien alto el panorama interpretativo actual y el creativo, con una excelente selección de nuestros compositores entre los que estuvieron el ya mencionado García Abril, con sus Canciones para Dulcinea, impregnada de poesía y de E. Halfter la Sinfonieta en Re M,
conceptual y profunda, pronunciándose el chelo del búlgaro Plamen Veler con toda delicadeza y hondura.
Ya en el segundo concierto, la Soleriana de Rodrigo y el Concierto para violonchelo en Sol de Bocherini, con Ángel Luis Quintana como solista, en destacado papel y la mágica, sugerente y atractiva Sortilegis de Montsalvatge cuya fuerza y misterio nos introduce en un mundo mágico y desconocido y El amor brujo de Falla, sobre el que sobran palabras y que bajo la batuta de Zumalave obtuvo lata ovación. La música continúa en Compostela, una cita especial con la música a la que pueden sumarse los ferrrolterranos que lo deseen.
