Desamor en San Pietro

El enfoque actual de violencia de género se tambalea cuando se leen las noticias que nos llegan de Granada. Esta historia truculenta de marido violento, de niños secuestrados, de isla de San Pietro aislada de Cerdeña‎ a tres horas de ferry y lugar exquisito frecuentado por grandes viajeros. Alli vivieron su amor y su desamor esta pareja de fogoso italiano y una Carmen de Merimè desatada y sin duda muy ardiente. Amor pasión que se traduce en escenas "scenate" como se llama en Italia cuando las parejas discuten violentamente y vuelan los platos,que se estrellan en las paredes y esto a ser posible ante espectadores. Reducir todo este escenario de pasión y odio de alto voltaje a la violencia machista roza lo grotesco. Es no conocer las pasiones humanas y de un cierto escritor austriaco Sader Masoch que gobierna a estos seres máximo si enclaustrados en un albergue de esta remota isla italiana, donde se dan cita los viajeros exquisitos y que desean aislarse del mundanal ruido. Recuerdo a Pietro Bastogi un descendiente de una famosa familia milanesa, dedicado al altruismo como relaciones públicas de una conocida ONG "Mani Tese", que ponía sus elegantes ojos azules en blanco ensoñandose en una romántica aventura en la remota isla de San Pietro, que compartía con la isla siciliana de Pantelleria, el privilegio de huir de la civilización para las personas privilegiadas y muy ocupadas de las grandes urbes. Nuestra Carmen se queja de esta lejanía, probablemente su horizonte se encerraba en Venecia, Florencia, Nápoles y Roma y no en una pequeñísima isla que excepto en los raptus delirantes pasionales puede ser muy deprimente. Se imaginan querido lectores a una Carmen leyendo libros, muy improbable. Estos dos amantes descarrilaron en un San Pietro que exige serenidad de espiritu, gusto del silencio y alma contemplativa. Dudo mucho que esta pareja de alto voltaje puedan encuadrarse en espíritus cartujanos y amantes de la naturaleza. Mi recomendación para parejas de este tipo de pasión a todo trapo no encerrarse en micro islas y desde luego no jugar con los niños como moneda de cambio y de enfrentamiento, por eso insisto en la Educación Sentimental frente al machismo y la violencia de género que hubieran impedido las óperas de Puccini y a mi juicio no pueden aplicarse a los amantes.