El profesor Jeffrey Sachs que no solo es mi amigo sino el de todos los lectores de GD, está preocupadísimo por desenmascarar a las patrañas, las mentiras, las postverdades que fomentan los grupos de presión económicos que dominan el mundo y condicionan la existencia de millones de seres humanos; las grandes petroleras, Wall Street y nuestro modesto Ibex 35, el complejo militar industrial y las grandes farmacéuticas.
Los magnates del petróleo no se preocupan por el medio ambiente ni por el calentamiento global, como Donald y el primo de Rajoy se lo pasan como por el Arco del Triunfo, enchufan grandes cantidades de dinero en sus campañas y ya se sabe que los medios necesitan fondos. Los maestros de la especulación de las bolsas internacionales juegan al scalextric, a la montaña rusa y a la ducha escocesa. Ni que decir tiene, que alimentan la publicidad y la información.
A esta lista de peligrosos superhombres sin olvidar, claro está, a las grandes ministras y ejecutivas del ramo, están los de la economía de guerra que mueven millones y millones de dólares, rublos, yuanes y libras esterlinas. Muchísimas familias viven de esta industria de las armas y naturalmente hay un riego constante de fondos para subliminalmente hacerlas aceptables.
Se añaden a esta ilustre cofradía, que no es la del Capón, tan famosa en Galicia, la
industria farmacéutica, que nos martillea en las televisiones con medicamentos de todo tipo y que fomenta toda una red de congresos, simposium, jornadas en que nos venden las bondades de fármacos que a veces son peines para los calvos o simplemente placebos.
El ciudadano como el mono desnudo, se encuentra indefenso ante esta avalancha de patrañas mezcladas con verdades. Los más osados, sueñan a veces, con economías de paz y sin embargo se ven ensombrecidas por monstruosos regímenes dictatoriales, que en vez de facilitar la prosperidad, incrementan la represión y el sufrimiento humano, haciendo de las utopías, tenebrosas pesadillas. Goya decía, que los sueños de la razón producen monstruos, por lo tanto, amigos, necesitamos tener una buena brújula, una mente bien entrenada para distinguir entre patrañas y verdades y como nuestras abuelas, remendar este viejo mundo aquejado por muchos males entre ellos los enumerados por Sachs, más o menos amaestrados por lo que sin embargo, el progreso de la humanidad ha sido extraordinario en longevidad, higiene, en escolarización, en nuevos horizontes para la mujer y en la protección del medio ambiente.
Opongamos con nuestro querido Gramsti, al pesimismo de la razón el optimismo de la voluntad.
