Los endemoniados

Fedor Dostoievski escribe su novela 'Los endemoniados' en 1872 en que retrata a personajes obsesionados por la política y el terror, que son una rémora para la sociedad, pues son como su palabra indica endemoniados. En esta obra se habla de terroristas, pero se puede trasladar a políticos ‎contemporáneos. A los infatigables independentistas catalanes, que no descasan nunca, siempre activos, inventando actos, discurseando con proclamas incendiarias y acusaciones gratuitas. El todo vale y todo a velocidad del rayo. Otro obsesionado por la política es el Divino Pedro con continuas escaramuzas, ahora con los vascos del PNV a los que trata de abducir y llevar a su huerto de la moción de censura a los morroskos de Euskadi, prometiéndoles todas las concesiones pendientes seguridad social y prisiones y claro está el rollo plurinacional de la flamante nación vasca y su as en la manga el facilitarles la incorporación de Navarra. Quiere su apoyo para la próxima legislatura, pero subliminalmente se entiende que piensa en la moción de censura el próximo otoño, para arreglar España. Añadamos a esta ilustre lista luciferina a la bella de las túnicas, la Presidenta de la Comunidad de Madrid,que no quiere irse de vacaciones, tal vez temiendo encontrarse a su vuelta a Aguado o a Gabilondo en su trono. A Carles Puigdemont, Pedro Sánchez y Cristina Cifuentes debería imponerseles por ley vacaciones obligatorias todo el mes de agosto, sin móviles y prohibición de hacer gestiones de ningún tipo. Por higiene mental y defensa de la democracia. Se dice que los países felices son los que no tienen historia y yo añado y no tienen políticos endemoniados. A un tío mio que se levantaba siempre prontísimo, a las primeras luces del alba para ruinosos asuntos de minería en la Cuencas asturianas su madre le decía Fiu porque te empeñas en desbaratar lo que te dejo tu padre. Estos políticos golpistas de salón, conspiradores profesionales y napoleones de comedia bufa hay que hacerles descansar en nombre del bien común y recluirlos en un Soto del Real, imaginario, quitándoles todas las connotaciones pecuniarias para evitar sufrimientos crueles, dejémoslo pues en Soto del Descanso. A la gentil Cristina y sus túnicas una reclusión en una Cartuja trapense para reforzar su estilismo y permitirla reposar. Amigos lucenses estos políticos que no paran son un problema para España.