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Vivero no es un sueño, existe

miércoles, 26 de julio de 2017
(A nuestro fotografiado Delegado de la Xunta con mi más profunda ironía).

El viejo slogan del título, que es obra de nuestro añorado José Manuel Franco, ARIFRAN (hizo altruistamente más él sólo por el turismo que muchas campañas) estaba preñado de ironía, como resulta evidente, porque reflejaba con claridad que detrás de tanta belleza que tanto reconforta vistas, y que cada día son peores por las aberraciones urbanísticas, subyace un pueblo que vive todo el invierno suspirando por unas inversiones, sobre todo industriales, que le hubiesen permitido a sus hijos seguir viviendo en su pueblo.

Y así “este pueblo desdichado al que le acaban con la paciencia” de la canción, se ha convertido en otro geriátrico más de los muchos de esta cacareada España.

A la patria, señores de las banderitas, se la ama luchando, no en guerras, sino en los foros que sean precisos. Lo demás es publicidad engañosa. Y Viveiro vive en esa bruma de indiferencia que sirve a las autoridades para no verlo y a los cretinos para escribir tópicas declaraciones de amor en facebook. Y lo digo ahora, una vez más, aprovechando el tirón del veraneo, que aquí se vive así todo el año mirando de enchufar al hijo en cualquier sitio, buscando amigos para que las oposiciones sean “más livianas”, perdiendo la dignidad, si es que quedaba, para encontrar un “cholliño” de seiscientos euros. Lo demás es “carne” para la exportación. Universitarios hastiados de amar a una Tierra que no los quiere, padres de familia agobiados que escapan a donde sea preciso para buscar el pan de los suyos… ante la pasividad de muchos indolentes, que se refugian en ese estoicismo tan gallego y la comodidad individual, y que siempre culpan a las autoridades de los males.

Sin duda, no hay razón alguna para tanta indolencia, pero también es cierto, aunque muchos se escandalicen, que la Xunta, que debiera de ser el motor dinamizador y la impulsora de desarrollo industrial, no es nada más que una oficina de colocación de los partidos y jamás desempeñó el papel que soñaron los creadores del estatuto de autonomía. Por su parte, Portos y Costas son dos organismos de ese conglomerado de pesebres que es la Xunta, que si bien su cometido será muy loable, pero en la práctica son las puertas de atrás para desmanes y chanchullos como acaban de ver ustedes con dos emblemáticos establecimientos de hostelería. Y para eso siempre se pueden cambiar leyes que perpetúen a propiedad terrenos públicos. Y aquí entran en servicio los políticos que para eso se les paga. ¡Qué malo eres, Ricardo, mira que llamarle La Costa Nostra! No, señores, de “auténticos emprendedores” dirían desde la Xunta. Futuros medallas Castelao. “¡Ai, Mestre, si vira o que fan con vostede!”.

La realidad es que Viveiro -por cierto “o seu xentilicio é viveirés non viveirense”- es un pueblo abandonado a su suerte con unos cuantos ciudadanos, pocos, preocupados por la escasez de oportunidades que se le presentan y víctima de las luchas políticas de esos que dicen tener altura de miras. La realidad es que desde Santiago se ningunea al Ayuntamiento -ejemplo: lucha contra las velutinas- y se zancadillea cualquier proyecto. Augas de Galicia pone pegas, pero actúa como el perro del hortelano; los galpones del Muelle se eternizan; la Variante está “sine die”; la Autovía se prevé, según el ritmo de inversión realizada, que se termine en el 2113; el dragado, limpieza de la Ría y arreglo del submarino no tiene calendario; el polígono de Landrove es un gran descampado con industria como un tanatorio; la playa de Covas y su degradación -lo de mover arena es tirar dinero- lo hemos venido diciendo aquí desde hace muchos años ante la pasividad general y ahora resulta que no hay responsables; ¿por qué hemos de fiarnos de tantos técnicos inútiles como los responsables de la ubicación del nuevo puerto de Celeiro? Para tirar dinero ya llegaron el Gaias en Santiago, los “Grandes hermanos” -así se llaman aquí a los Centros Comarcales de dinamización económica, que se convirtieron en puestos de trabajo para los afines hasta que los avergonzó su ineficacia- y otros chiringuitos para colocar los amigos…

Pero ¿cuánto tiempo más ha de esperar el Conservatorio para ser reconocido oficialmente y recibir la dotación económica que su actividad precisa? No hay dinero, pero en cambio, sí lo hubo, en lo más grave de la crisis, para subvencionar, una vez más, la talasoterapia de un afamado motel. “As campanas de Silán dan por dan” -decía mi madre- y que traducido a lenguaje político quiere decir que se pagan los favores. Y para terminar ¿Qué podría pasar si mañana cierra la Alúmina? ¿Qué pasaría si mañana se hiciese un exhaustivo estudio del impacto ambiental y se descubriera lo que se sospecha? ¿Por qué en el estudio económico de Galicia la Mariña ni siquiera aparece en el mapa? ¿Por qué estamos siempre reclamando que las inversiones estatales y autonómicas sean más equitativas y se creen polos de generación de empleo en zonas tradicionalmente marginadas? ¿Por qué hemos de permitir que Viveiro siga siendo el culo del mundo? ¿Por qué nos están ustedes siempre vendiendo mandangas de “que vamos hacer... a ver si viene el dinero…, es que nos pone pegas la oposición…”.

Se lo digo clarito: Ustedes sólo generan frustración, desesperanza, carreteras para la emigración y milongas para ingenuos o antiparras para los de su partido, pero para mí se pueden ir ustedes al “submarino” dicho en lenguaje fino. El soez es aquel que usan en los mítines.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


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