Educación musical

Sorprende el hecho de que la asignatura de Música haya dejado de ser obligatoria en la Educación Primaria, asignatura a la que se refirió un determinado ministro de Educación diciendo que "hay asignaturas que distraen". Pues bien, yo pienso que es muy importante el estudio de la música en la enseñanza primaria y secundaria. Al igual que en la asignatura de "Lengua y Literatura" se estudiaba la literatura de los grandes escritores (mi afición a la literatura empezó gracias a una gran profesora que tuve), con la música podría ocurrir lo mismo. No se trata de convertir a los alumnos en escritores o en músicos, sino de que conozcan a los grandes escritores y sus obras, a los grandes compositores y su música, y a los grandes intérpretes y sus canciones. Otro tanto podría decirse de la importancia de conocer las grandes obras de la arquitectura, la escultura y la pintura, y a los grandes arquitectos, escultores y pintores. Es decir, se trata de conocer las Bellas Artes.

Es muy importante conocer la música al margen del marketing y las promociones interesadas de ciertos grupos y cantantes, porque la música comercial no siempre es la mejor, y a veces el éxito no es sinónimo de calidad. Yo me enteré por casualidad de que existían los sones istmeños de Oaxaca (México), o el "Adagio de Albinoni" y, hace poco, de la existencia de Cesária Évora (la Diva de los Pies Descalzos), una cantante caboverdiana de prodigiosa voz que transmitía mejor que nadie el sentimiento. Sería muy importante una amplia formación musical que permita conocer: toda la música cantada en español, es decir, la copla, el flamenco, los boleros, las habaneras, las rancheras y los corridos mexicanos, los sones istmeños, los sones jarochos, las chilenas, el son cubano, los tangos, las zambas y las milongas argentinas, los valses peruanos, o las guaranias paraguayas; los fados portugueses; las canciones italianas que cantaba Mina; las canciones en francés de Aznavour y Brel; la música country; las grandes canciones de Frank Sinatra o de Barbra Streisand; el rock de los Dire Straits o de Led Zeppelin y, por supuesto, la música clásica. El conocimiento de la buena música de ahora y de siempre nos permitiría tener una opinión más autorizada a la hora de hablar de música.

Después de escuchar toda la música citada, a lo mejor uno se cuestionaría el que los componentes de aquel grupo musical que apareció en los años sesenta, y que para algunos parece que hubieran inventado la música, fuesen tan innovadores como dicen, y el que otros músicos de la misma época, que todavía arrastran su decadencia por los escenarios, sean unos grandes intérpretes y no un producto del marketing. Por otra parte, después de conocer las letras de las canciones citadas, uno estaría en mejores condiciones para opinar si algunos famosos cantantes sin voz son tan geniales como dicen algunos o, simplemente, escriben letras más o menos ingeniosas y graciosas utilizando frases hechas y dichos populares.