
Son ricos, pero tontos. Tontamente bebieron el líquido amniótico cuando aún estaban en la linfa materna porque ya mamaban todo. Por eso son tontos por naturaleza.
A medida que te haces mayor, lo que más se engrandece, es tu lista de tontos y mamones. Cada día descubres uno nuevo con la simple lectura de las páginas de economía de los periódicos, esas que informan de los pactos sociales y de lo que ganan las empresas de los tontos.
Hoy habla el periódico de uno de mis tontos favoritos.
El muy cabrón se vanagloria esta vez de haber mandado al paro a cincuenta y tantos más en lo que va de año, porque si no, no hay beneficio y si no hay beneficio no hay empresa
¡Y yo solo estudié para rico!
Así les contó la cabronada este tonto a sus trabajadores
Lo de este tonto es seguir mamando mientras el pacto social se lo permita. Y claro que se lo permite
¡Se lo consienten hasta sus conciencias políticas y sindicales, bien enteradas de lo que escribió aquel facha del postfranquismo, El Crepúsculo de las Ideologías.
Y lo peor no es eso. Es que quieren regalarnos el título a los que no tragamos el venenoso líquido amniótico, que, por otra parte, debe saber a sapo de charca inmunda alimentado por Belcebú
A los que no mamamos con tanta pericia como ellos, que siguen teniendo teta joven que mamar
A los que nos suspendieron en las matemáticas del cinco x ciento o quizá más
Por eso yo, cuando me miro en el espejo de la vida me siento más a gusto entre esta gente que nunca beberá agua de sapo
por muchas ganas que tengan de mamar.