La alcaldesa se divierte

‎Nada es verdad ni mentira todo es según el color del cristal como se mira. Esta conocida sentencia de Campoamor se ajusta como anillo al dedo al desenfado de la inefable alcaldesa de Madrid al defender a dos ediles imputados y convertirlos en "querellados". Carlos Sánchez Mato y Celia Mayer, dos joyas de su corona no tendrán que dimitir. Pletórica después de un viaje de placer en clase business naturalmente y pagado con dinero publico, a Canadá para asistir a una de esas reuniones rutinarias de los Conclaves de alcaldes, que se celebran en medio mundo y recompensan los desvelos de los regidores al servicio de sus urbes con espléndidos viajes, hoteles de lujo y cuchipandas varias. Se la esperaba con curiosidad por ver como salia al paso y justificaba el nivel ético que se supone en una magistrada implacable contra la corrupción, pues bien este martillo de herejes salio por la tangente, que cien mil euros son nada como en el tango y que la presunta malversación del dinero ciudadano, son pelillos a la mar. Como demostró en el fastuoso trato deparado por su Ayuntamiento a los festivaleros de Bollywood, a la Sra. Alcaldesa le va la marcha y se explaya en los viajes, reservando la ostentórea, gracias Gil, austeridad a los pastelitos sencillos para los golpistas catalanes o chuches sabrosos para los futbolistas del Real Madrid y eso sí, predicando bicicletas para todos. Estuvo preocupada antes de las primarias del PSOE temiendo que Susana la trianera la defenestrara, pero la llegada del renacido Sánchez la ha colmado de felicidad. Disfruta con su bonito cargo y se relame de gustirrin pensando en el orgullo mundial que su corporación patrocina. El triunfo de lo diverso, la destrucción de los moldes tiránicos y estrechos de la familia tradicional la fascinan. Leer titulares de revistas sesudas en que se lee que "el futuro es trans" la hacen sentirse doblemente orgullosa de su obra. Defender a imputados, una especie de Luis Candelas modernos, que utilizan el dinero de sus arcas municipales en perseguir a los malvados del PP la llevan al paroxismo, como en el busto de la Santa Teresa del Bernini, que en una iglesia romana alcanza el éxtasis. Posa su mirada amorosa en sus okupas, babea contemplando a su encargado de Hacienda que sueña con revivir la revolución de octubre en sus madriles y en su cesada delegada de cultura,que quería hacer estallar las plazas con su pasión iconoclasta. Son sus hijos, los niños de sus ojos. A ellos no les puede negar nada, ni las leyes, ni los códigos eticos, ni las solemnes promesas y además se está tan bien chupando del bote, disfrutando las mieles del poder, nada nada que Campoamor tenia razón Nada es verdad ni mentira, sino del color del cristal conque se mira y tanto!