
Después de la entrevista con el comisario de la Unión Europea de Economía Pierre Moscovici, que declaró a una radio "hay que conciliar ser de izquierdas con ser creible", el Divino Pedro, nuestro renacido nacional cambio el voto de su partido para sancionar el acuerdo de la UE con Canadá y en vez de votar no, se abstendrá. Días atrás el PSOE había apoyado este Tratado incluso con brillante argumentación, pero basto una conversación con Iglesias para cambiar de opinión avanzando en su podemización. Luego el socialista Moscovici le convenció de que se trataba de un Tratado progresista y donde decía no ahora es abstención. Para enmendar este resbalón en las cáscaras de plátano de la globalización Pedro Sánchez ha decidido participar en el desfile del orgullo del primero de julio, vestido de flamenca con peineta incluida, imitando a Imperio Argentina interpretando La Parrala, pero alterando el orden del cantable, empezando por Que no, que no y cantando después Qué si, que si. Recordamos que las folclóricas se han desgañitado con la copla "Qué si, que si que a la Parrala le gusta el vino, que no, que no, que solo bebe por olvidar. La nueva ejecutiva por unanimidad aplaudió esta bonita iniciativa y como asturiano estoy orgulloso de que Adriana Lastra lucirá la montera picona y como todos los demás con vistosos atavíos coreara el Qué no, que no del Divino Pedro. Eso se llama hacer patria. Resucitar a la Parrala suscita la aprobación de la ciudadanía. El renacido se debate entre el dilema entre el que si, que le impone Bruselas y el sentido común y el que no, que no que le sugiere El Coletas. Es lógico que tire por la vía del medio y decida abstenerse, aunque en el desfile insista en el gallardo que no, que no, que tanto le gusta y que ha repetido hasta la saciedad, pero poniéndole música, la de la Parrala.