Fiesta y drama

La Feria de San Isidro de 2017 ha terminado con un balance de 36 corridas y la nueva gestión del empresario francés Simón Casas. Este año hemos tenido una primavera muy calurosa que no se repetía desde 1995 y la temporada taurina no ha brillado por la calidad de las ganaderías. Se puede decir que solo unos 6 festejos estuvieron a la altura de lo que se puede exigir a la primera plaza del mundo. Claudio, un veterano aficionado, gritaba desde su grada del 7 “Don Simón con el cartón” aludiendo a una conocida marca de vino a lo que yo añadí “preparar el carretón” haciendo referencia al transporte en que llevaban a los condenados a muerte en la revolución francesa. Este productor francés lleva plazas muy conocidas como Nimes y Valencia. En su juventud fue torero y candidato en las listas del partido de Chirac (MRP) y en su programa prometió transformar Las Ventas en un centro de arte y cultura. Todavía es pronto para saber si lo conseguirá o no. En esta feria ciertamente no se ha lucido. Fracasaron estrepitosamente las ganaderías más famosas como los Victorinos y los Adolfos y se quedó en el limbo los terroríficos Miuras. Se salvaron con nota los Alcurrucen con dos buenas corridas y otra de procedencia Santa Coloma. Sin embargo, queridos amigos el toreo es una cita con la muerte no solo de los toros sino también para los toreros y esto valió para Iván Fandiño, el bravo torero de Orduña, el único torero vasco en el escalafón e hizo el paseíllo en dos ocasiones, con dos faenas anodinas en esta feria pero el ultimo día de la feria un toro de Baltacar Iván lo corneó mortalmente en una pequeña ciudad del sudeste de Francia. El cuerno destrozó el hígado y los pulmones por lo que cuando lo llevaban al hospital de Mont-de-Marsan falleció trágicamente. Sus ultimas palabras fueron “daos prisa que me estoy muriendo”. Como ocurre en todos los accidentes, y en este caso fue un traspiés delante del toro que lo empitonó varias veces y en la última por el costado provocó graves destrozos. Pocos aficionados se enteraron en Las Ventas el día 17 de junio que Iván Fandiño había perecido. Cuando ocurre esto se da uno cuenta de la frivolidad con que los aficionados incluso los más intransigentes tratamos a los toreros. Es el segundo torero después de Víctor Barrio que muere en el ruedo. Después de 30 años en que solo habían ocurrido cogidas de mayor o menor gravedad. En las ciudades importantes, no digamos en Madrid, hay una excelente enfermería con cirujanos, enfermeros y equipos de transfusión de sangre y de rehabilitación. En las pequeñas localidades los toreros se exponen no solo a los toros sino también a las enfermerías que dejan mucho que desear. Así murió Paquirri en Pozoblanco desangrado en una ambulancia y hace 70 años el gran Manolete en Linares cuando todavía no se había popularizado el uso de los antibióticos. En las redes sociales se ha vuelto a repetir el cruel homenaje al toro que le asesino deseando que a todos los toreros les llegue el mismo fin. Estos animalistas son unos desalmados y no merecen el cariño de los animales. Esta feria pues bajo signo francés con dos excelentes toreros como Castella y Bautista, un empresario galo como Asterix y con una tremenda tragedia en Francia en la pequeña localidad de Air dur l’Adour. Los aficionados españoles debemos mucho al apoyo francés ya que este país ha declarado a la fiesta patrimonio cultural. Nos queda el recuerdo de un torero que se hizo a si mismo que empezó de Pelotari y en uno de esos raros ramalazos de la vida se convirtió en torero y de su País Vasco natal se desplazo a Castilla para curtirse como profesional. Paseo su ganalura, pues era un hombre muy bien parecido, treinta veces en Madrid y salió por la puerta grande. Deja una niña de dos anos y una familia rota. La vida sigue y la fiesta también. Arte y Dolor.