
La embajada francesa en Madrid ha organizado unas jornadas de diplomacia solidaria, un termino nuevo que significa una diplomacia que apoya a las organizaciones internacionales en materia humanitaria. El primer día se presentó un libro de Mario Escobar, los niños de la estrella amarilla, de una región francesa que es Le Chambon-sur-Lignon, poblada por antiguos hugonotes muy unidos entre si y que practicaron la fraternidad respeto a los refugiados que a partir de 1941 se refugiaron en esta localidad aislada de Auvergne, muchos fueron judíos. Aquí entra el concepto de Memoria que en Francia es la vuelta a un pasado de colaboracionismo con la Alemania nazi, que practicó el régimen de Vichy, aunque claro esta que quienes mandaban eran los alemanes. Hubo un episodio, el del Vélodrome Vel dHiv donde la policía de Vichy y la Gestapo concentró a los judíos parisinos que luego fueron deportados a los campos de exterminio. Es por tanto una Memoria conectada con la Shoah es decir el holocausto. Un pasado gris que se trato de ocultar cuando las tropas del general Leclerc liberaron Paris. Numerosos de escritores entre ellos el Premio Nobel Patrick Modiano que narraron estos episodios. En España la Memoria se refiere a la Republica y a la guerra civil y a la dictadura franquista. A diferencia de Francia aquí se mezcla con la revocación de las amnistías, al estilo de Argentina y Suramérica. La Memoria histórica trata de restaurar el buen nombre de quienes fueron asesinados durante la represión franquista ya que durante 40 años se habló solo de los fusilados por los republicanos. Por esta razón se habla muchísimo de García Lorca y muy poco, salvando las distancias literarias, de un Muños Seca, un autor teatral muy prolífico y famoso en su tiempo al que en 1936 se sacó de la cárcel de San Antón, querido padre Ángel, hay que recordar este episodio, y fue llevado a Paracuellos y fusilado. Muños Seca es el abuelo de Alfonso Ussía. Pasados casi ochenta años del final de la guerra se debería equilibrar la Memoria entre unos y otros, azules y rojos. Tanto la Memoria francesa como la española tratan de recordarnos episodios trágicos y que avergüenzan a los ciudadanos. En el caso francés hablando con mis estudiantes de Grenoble, Céline, y de Nantes, Elora, es bueno añadir que los ochenta y cinco mil judíos franceses deportados y asesinados no justifican la ocupación israelí de Palestina. Hay episodios tremendos como Sabra y Chatila en que da la impresión que las antiguas victimas se han convertido en verdugos, quizás por deformación y por haber apoyado la causa de los palestinos me queda un mal sabor de boca cuando veo las películas o leo los libros en que se narra la barbarie contra los judíos ya que esta misma gente que salió llorando de los cines por ejemplo al ver el pianista o la lista de Schindler deberían reflexionar sobre el destino actual de los palestinos. Esto vale también para los curdos y los armenios que muchas veces son causas olvidadas, engullidas por el día en día de la política. Macron ha rendido un homenaje al genocidio armenio y al holocausto judío. La diplomacia solidaria puede ayudarnos a poner en su sitio a la memoria e impulsarnos hacia la reconciliación y la reparación del pasado. En la embajada francesa estuvieron presentes miembros de casa Sefarad y destacados socialistas eméritos como la embajadora Silva Escobar y Paquita Sauquillo, la comisionada de la Memoria histórica versión carmena. Ni que decir tiene que se habló mucho de libertad, igualdad y fraternidad. Vive la France!