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Theresa se asoma al precipicio

lunes, 12 de junio de 2017
Theresa se asoma al precipicio Theresa May convocó unas elecciones cuando tenía una mayoría absoluta de más de 14 diputados para reforzar su posición ante las difíciles negociaciones del Brexit. Su cambio de actitud fue muy llamativo. Recordemos que era ministra del Interior con Cameron y que por tanto estaba a favor de la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. Sin embargo, después del referéndum apostó fuerte por la salida. No escuchó los cantos de sirena de los Liberal Demócratas que pedían convocar una nueva consulta popular. En este tema, los que apoyan apasionadamente convocar un referéndum, como lo haremos en el caso catalán o los ejemplos canadienses que cuando pierden piden otra consulta, pero cuando ganan se olvidan de consultar de nuevo a la población.

Un caso muy llamativo fue la separación entre la Republica Checa y Eslovaquia en que ganaron los partidos de la separación por muy escaso margen y sin embargo el resultado no se alteró, y en el caso catalán ocurriría lo mismo. Esto pasaría también en Cataluña. La razón es que para solicitar un gran cambio se necesita una fuerte presión ciudadana y una notable movilización popular. Theresa no ha conseguido sus objetivos e incluso a rozado la derrota ante los laboristas. Su catastrófica gestión de los atentados de Londres indignó a gran parte de la opinión pública. Se le reprochó también que durante su etapa de Ministra de Interior había recortado 20 000 efectivos de la policía para hacer economías. Además, el oscuro tema de los desaparecidos parece indicar que cuando la policía disparó sobre los terroristas pudieron existir balas perdidas que acabaron con la vida de simples turistas. De otra forma no se entiende porque no se permitió identificar los cadáveres a las familias, ni realizar las autopsias. No hace falta ver las series tipo CSI para comprender que lo primero que se hace para identificar a una persona muerta es llamar a los familiares y amigos. La intervención de los ministros de Interior de España y Francia puso en aprieto a las autoridades británicas, y todo esto en plena campaña electoral. Con el precedente de que en España el tremendo atentado de los trenes y la crítica al gobierno facilitó la victoria de la oposición. El partido Popular partía en las encuestas con 10 puntos de ventaja y perdió las elecciones. En el Reino Unido, ha estado a punto de pasar lo mismo. El partido de Jeremy Corbyn ha obtenido un 40% de los votos a solo 2 puntos del Conservador. Todo un cataclismo político.

En Asturias por un tema de aprobación de presupuestos ocurrió lo mismo y de Foro Asturias se pasó al Partido Socialista. La oposición en bloque ha pedido la dimisión de la señora May y en su propio partido se han levantado voces de desaprobación; y todo apunta a que Boris Johnson, el showman ex alcalde de Londres y actual Ministro de Exteriores, podría sucederla, ya que además es un furibundo anti europeísta. Ante la pérdida de la mayoría absoluta se produce lo que los ingleses llaman “un parlamento colgado”. Lo que ha ocurrido solo en siete de las veintitrés elecciones de después de la segunda Guerra Mundial. Si a recuento ultimado le faltan alrededor de unos quince escaños para la mayoría absoluta se abre la posibilidad de un gobierno en minoría o con los unionistas de Irlanda del Norte con sus diez diputados o los Liberal Demócratas que han conseguido catorce.

Al igual que en Madrid, un solo escaño ha facilitado una alcaldía y una Comunidad, en el Reino Unido pasará algo similar. Quien quería sacar pecho como deseaba la dama Theresa, perdón amigas feministas por esta expresión, se encuentra encogida y con un futuro político incierto. Esto abre una incógnita para las negociaciones del Brexit. Envalentona a las que en España se denomina “fuerzas del cambio” y habrán gustado mucho al renacido Sánchez. La social democracia sigue viva incluso en su versión más radical. Un balón de oxígeno para este inquieto sur de Europa. Una frustración también para el amigo Donald ya que los populistas, los que consiguieron el Brexit, han sido barridos.

Un buen caso de estudio para mis estudiantes en prácticas y para mis sagaces lectores de GD. Estoy convencido de que el amigo Feijó no imitará a Theresa May. El sentidiño gallego se impondrá una vez más.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


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