Galileo

‎El Día de Europa del 9 de mayo es un momento para detenerse en la contribución europea a la mejora de nuestro mundo. En horas de madrugada cuando preparo mi jornada escucho las palabras de Javier Ventura portavoz de la ESA, Agencia Espacial Europea, siglas inglesas a pesar del Brexit y director de geolocalización por satélite, que habla con arrobo del proyecto Galileo, que compite y coopera con el GPS. Nos explica a los oyentes del alba en el programa del "Pulpo", que para su correcta actuación necesita 20 satélites y que ahora la ESA solo cuenta con 17, pero para 2020 piensan tener 24 satélites. Insiste en la necesidad de autenticar y se corrige autentificar que las señales recibidas sean correctas. No lo dice, pero se ve que también en este campo existen sistemas de espionaje y de despiste, nunca mejor dicho. El espacio terrestre esta rastreado y cuadriculado, nuestros móviles son espías silenciosos que nos acompañan y nos dotan de inteligencia artificial. Estamos viviendo con Javier Ventura y Miguel Pérez Ayucar en "Un mundo feliz" de Aldous Huxley, estos beneméritos científicos españoles nos están abriendo las puertas del futuro, uno trabajando en Galileo el otro con su sonda Rosetta, son ejemplos de los aportes españoles a Europa y al mundo. Son los profetas del porvenir y por ello tienen que estar arropados por la opinión pública y su lenguaje científico, que a veces es muy críptico para los profanos tiene que ser divulgado. Por ello me parece muy interesante llevar al sistema escolar el proyecto C.E.S.A.R, que desvela el trabajo de estas agencias espaciales y también de UNOOSA, la oficina espacial de Naciones Unidas. Que mejor celebrar el día de Europa glosando los esfuerzos de Javier y de Miguel por descubrir esos misterios y esas fuerzas que se esconden en nuestra tierra. La Ciencia Ficción ha explorado las galaxias e imaginado guerras estelares. Es hora de poner a la Ciencia al servicio de la construcción de la paz, del conocimiento, de esas luces sin las que el espíritu humano carente, huérfano, despojado de un asidero eterno se pierde, se extravía, se condena a la violencia. Suene pues la Quinta Sinfonía del sordo de Bonn para estos simpáticos investigadores,enamorados y locos del espacio, pero por favor que no nos conviertan en hombres alpha, betta y gamma de Huxley, sino que nos ayuden a conseguir un doctorado colectivo en Cultura de Paz. Geolocalicemonos, vaya palabreja, pero se nos permita conservar nuestras vidas privadas, nuestros sueños incluso los inconfesables, no se perfore nuestra intimidad. Ayudesenos a levitar imitando al Padre Pío de Petralcina en la generosidad, en volcarnos en los otros y vislumbrar un horizonte de cooperación y de esperanza. Feliz Día de Europa!