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Un diálogo de sordos

jueves, 04 de mayo de 2017
Un dilogo de sordos La visita del Papa Bergoglio a Egipto prometía y ha escenificado la dificultad de un diálogo entre cristianos y musulmanes. Sigue siendo un diálogo de sordos. Están de acuerdo ambos en condenar "la violencia en nombre de Dios", ‎pero discrepan en un diagnóstico de la situación actual. En Europa, incluido el Vaticano, estamos aterrados por el terrorismo yihadista, pero en el mundo árabe sacan a relucir las invasiones israelies en territorio palestino y lo que llaman las guerras cristianas y los nuevos cruzados. Este podría ser un resumen del cruce de discursos entre el Papa Francisco y el gran Imán Al Tayeb en la Universidad Al Alzhar de El Cairo. Es cierto que hubo un abrazo fraterno entre ambos religiosos y que a nivel personal se aprecio en todo momento un clima de amistad entre católicos y musulmanes sunies que mostraron una unánime repulsa contra los atentados y persecución que sufren los coptos pero la lectura de lo que representa terrorismo para ambos es muy diferente. El gran escollo es Israel, cuya mera existencia constituye una afrenta para los árabes en general y no se perdona tampoco la invasión de Irak y la presencia constante de tropas cristianas. Es un amor odio permanente, lo que enmascaran en el discurso de la doble identidad los marroquíes, argelinos y tunecinos. En esta prepotencia que nos atribuyen el Gran Imán llego a mencionar a Hiroshima y Nagasaki. Existe un complejo de inferioridad, de orgullo humillado, de impotencia que es muy difícil de disipar. Las relaciones personales pueden ser excelentes, pero unos y otros leemos y entendemos de forma diferente lo que es violencia y en definitivo terrorismo. La huelga de hambre de los presos palestinos no ha levantado una repulsa general en Europa‎, mientras que el último atentado de Londres ha suscitado una gran conmoción. Estoy convencido que la cuestión palestina es un tremendo flemón, un cáncer maligno, que habría que estirpar. Mi diagnostico, ya que estoy utilizando una terminología médica, es que la única solución sería que se constituyera un único estado unitario entre israelíes y palestinos parecido al Líbano y que ambas comunidades aprendieran, se vieran forzados a convivir en un primer momento y a experimentar después la fuerza que da la unión. Es una tragedia este enfrentamiento entre dos pueblos tan preparados y con tanto talento, pero actualmente la siembra de odio es permanente entre los palestinos y de desprecio y menosprecio por parte de los israelíes. Sin embargo se necesitan unos a otros. Respecto a la fe entre cristianos, judíos y musulmanes tenemos que aprender a tener una fe compartida entre los que invocamos un mismo Dios, llamémosle Alah o Jehová. Por ello urge una educación a la mundialidad, para repensar nuestro Planeta en clave de fraternidad y de cooperación. Debería ser la tarea de los grandes líderes y de los intelectuales a los que nos duele el mundo. Sembremos solidaridad para superar muros y barreras, en El Cairo nos hemos quedado en los brillantes discursos, tenemos ante nosotros una tarea peliaguda, pero no hay más remedio que abordarla.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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