La Feria de la Corrupción

‎Cómo en el libro de Tom Wolfe 'La hoguera de las vanidades', en España estamos asistiendo a una gran Feria de la Corrupción. Los telediarios y las tertulias especializadas en el morbo amarillo, el del oro, echan chispas y sale humo. La palabra de moda es 'imputado', una amiga torrejonera dice 'que si no estas imputado no eres nadie' y remata castizamente 'eres un Don Nadie'. Así están las cosas en la Corte de Felipe VI. Ha encendido la mecha el Presidente del Eurogrupo un holandés de nombre muy difícil Jeroen Dijsselbloem que nos ha acusado a todos los países del sur de Europa de gastarnos los cuartos en fiestas y pachangas y no arrimar el hombro y no ser solidarios. Los fariseos patrios se han rasgado las vestiduras y han tomado el rábano por las hojas acordándose de su señora madre y otros insultos por el estilo. Bastaría pasar revista a los casos de corrupción, menú televisivo cotidiano, para dar la razón al galán, que no gañán de los países bajos. Dineros por aquí, comisiones por allá, obras disparatadas, derroches sin cuento y mucha cuenta corriente. La política se ha convertido en una Almoneda, donde la gente se apunta para medrar y tener cargos, los valores solo cuentan si son de Bolsa. La cosa pública como gran pesebre para personajes ávidos y sin escrúpulos, que roban, trafican, sacan ventaja. Una señora muy encopetada me dice que su hijo en vez de diplomático esta dudando entre ser futbolista o político. Una amiga le aconseja qué político, porque hay pedrea y siempre se puede rebañar algo. Los de Podemos con su flamante Pablo Peronista de Vallecas hablan y no paran de la 'trama'. Ese entramado de intereses, favores y corruptelas y a continuación entonan el rosario de desgracias y agravios que afligen a la España cañí, la monja de Barcelona y el padre Ángel asienten arrobados. Se podría objetar que parece que estemos hablando de la España negra de José Gutiérrez Solana y que hay muchos políticos honrados, pero leyendo prensa digital y escrita y viendo tele mucha tele da la impresión que hace falta el candil de Diógenes o en el tarot el candil del Ermitaño para encontar a todos los libres de polvo y paja. Quien tenga dudas, que lea las crónicas murcianas.