Las personas viven en la oscuridad y todos tenemos la misma Luz, el mismo Dios. Así Alfonso Ramonet, jefe de Protocolo del arzobispado de Madrid, inaugura el encuentro El Séder. Desde la Pascua Judía a la Pascua Cristiana. Frente a los criminales que en casi todo el mundo matan a otras personas en nombre de Dios y a la persecución que los cristianos estan padeciendo en casi todo el mundo, merece la pena subrayar la importancia y los origenes de una fiesta y celebración judía que tiene valores simbólicos muy altos.

Esther Bendhadan, directora del Instituto de Estudio Judíos, describe el Séder como una experiencia psicológicamente muy importante y profunda. El valor intrínseco que guarda y protege es lo de la familia: la familia es el punto de partida para que una sociedad pueda prosperar y se pueda desarrollar desde una prospectiva económica, social, educativa. Este año no es una casualidad que el Séder coincida con la Semana Santa cristiana y se confirma una ocasión para buscar nuestra libertad y para liberarnos de la esclavidudes alrededor. La fuerza del judaísmo es la historia y la historia es memoria. La libertad se aprende desde la extranjeridad, ya que todos tenemos el mismo Padre.
En memoria de los martirios y las victimas de los años pasados y corrientes, según Pinhas Bendhadan, las personas deben sentirse orgullosas de celebrar la Pasqua/Pascua, que sea cristiana o judía y deben considerar una riqueza el hecho de celebrarla con su familia, que es algo consustancial. La familia nos permite pasar a la libertad individual y común a través el concepto de comunidad. Decir Yo salí de Egipto corresponde a Nosotros, como comunidad, salimos de Egipto. En el Séder toda la familia participa, jóvenes, ancianos y niños, tanto en la preparación por varios días, como en la cena misma. Todos los simbolismos del Séder estan relacionados con el Mesías: el cordero, posicionado en la mesa, recordando lo de Dios que quita los pecados del mundo; el pan sin levadura, recordando las prisas de la Pascua; el vino; el huevo cocido, que simboliza la nueva vida de fecundidad en Cristo.
La Semana Santa y la Pascua judía, también conocida como Pesaj, son dos celebraciones distintas.

Pero, como enfatiza María Teresa Fernández Talaya, presidenta del Instituto de Estudios Madrileños, tienen un hilo que las relacionas: la temática de la salvación.
La salvación y la liberación son obras de Dios.
Los cristianos conmemoran los últimos días de Cristo en la Tierra y celebran su Resurrección; los judíos recuerdan la liberación de la esclavitud y el logro de la independencia.