Dolor y quebranto

‎Naciones Unidas alertan de que estamos ante la mayor crisis humanitaria después de la Segunda Guerra Mundial ante la amenaza de hambruna en Sudán del Sur, Yemen, Somalia y el Noroeste de Nigeria, mas de veinte millones de personas pueden morir de inanición. Condiciones naturales adversas agudizadas por los conflictos políticos son responsables de esta situación desesperada. Si a esto sumamos las imágenes que nos llegan de Mosul, otra ciudad mártir como Alepo, ambas víctimas de la sin razón humana. Cerca de un millón de personas atrapadas entre dos fuegos, los feroces milicianos del Daesh, que defienden con uñas y dientes su Califato y los sitiadores con métodos que rozan la barbarie. Guerra encarnizada casa a casa. Refugiados que no saben a donde huir, ni a quién acogerse, ajustes de cuentas fratricidas. Un horror, que no consiguen frenar las conversaciones de paz de Ginebras, interminables rondas de impotencia y de vergüenza, un todos contra todos, con una coreografía de mesas enfrentadas con la mediación de Naciones Unidas, que se muestra incapaz de conseguir resultados. Acusaciones a diestro y siniestro, falsas verdades de una propaganda desalmada, que muestra niños inocentes despedazados y mortificados como recurrente arma psicológica. La pasividad de Europa, que no logra parar esta carnicería y sigue discutiendo en un reparto, en quien nadie cree, de seres humanos que huyen de la destrucción y la muerte de sus familias y de si mismos. Las grandes potencias Rusia y Estados Unidos atizando el conflicto sin conseguir imponer al menos la paz de las armas. Turquía paralizada por la cuestión turca e inundada de refugiados. Italia y Grecia recibiendo a miles de personas en búsqueda de la supervivencia o de una vida digna y que se enfrentan a trabas burocráticas, hacinamientos, malos tratos después de haber engrosado las bolsas de traficantes sin escrúpulos y haber sufrido en su ruta, en su camino hacia su liberación abusos y profanaciones. La persecución, el enseñamiento contra los cristianos que ha hecho elevar la voz a Francisco tratando de despertar las conciencias. No se puede evitar padecer una sensación de dolor y quebranto ante las desgracias de quienes merecerían vivir en paz. Mosul es una herida abierta, que sangra día a día que ya vemos con casi indiferencia mientras nos desayunamos con nuestras triviales historias de rencillas políticas y sociales. Donde esta la Cultura de la Paz amigo Guterres?