Las redes del amor

Acaba de celebrarse el 8 de marzo y nuestras primeras damas afilan sus uñas, la nueva Evita, Irene, se pinta los ojos y se arregla mejor, ‎la alcaldesa Carmena para mejorar su imagen de progre duda entre sí hacerle una encerrona al padre Ángel y previo aviso a la prensa robarle un ósculo o tener una escena galante con alguna de las garridas mozas de Ahora Madrid o convencer a su arquitecto para adoptar un niño trans, que sueñe en convertirse en Juanita Reina o La Pantoja. Cristina Cifuentes, la Dama Blanca de la Comunidad de Madrid lamenta que Ronaldo no parece hacerla caso y tiene miedo que Esperanza le tienda una trampa presentándole algún venezolano que quita el hipo, la triunfal Cospedal pasea palmito y siente un escalofrío al pasar revista a tanto guapo oficial y lamenta no ser como Catalina la Grande de Rusia o la castiza Isabel II, mientras Soraya medita cuales fueron las intenciones de Junqueras al ponerle las manos sobre los hombros. Ah... el amor causa estragos excepto para mi perrita secuestrada La Peque a la que la han castrado y la pobre ya no sabe quien es, ha perdido su identidad y quiere denunciar a José Luis y Georgia por atentar contra sus derechos de conservación de la perreria. La Oltra mientras urde tramas anticorrupcion se imagina en Varadero de Cuba narrandole a un galán del Poder Popular su revolución no violenta en Valencia, sin olvidar un buen par de mojitos. Feijó el guapo celta se va de romería a las islas Cíes a ver bailar muñeiras a las mozas de Villalba, Susana la trianera, la fontanera prodigiosa remienda sus gastadas redes para encandilar a un ufano y crecido Sánchez, pero el Divino Pedro saborea por anticipado las mieles de la venganza y no está por la labor. Urkullu se fija con el rabillo del ojo en las beatas de la misa de doce del santuario de Begoña y las encuentra un poco pasadas como su antiguo amigo Ibarreche. El Rey Felipe no tiene tiempo para el amor, bastante tiene con preparar sus oídos para la final de Copa del Calderón. Letizia encuentra que los libros que se escriben sobre ella se quedan cortos y rememora con los ojos entrecortado sus años de libertad, la tiara de la Reina Victoria la compensan en parte, pero los estremecimiento han desaparecido. Cristina, la infanta triste del tango recuerda los momentos de sobresalto amoroso cuando encontró a su divo delbalonmanoque contrasta con los quebrantos actuales eligiendo tarteras suizas para aliviar en un futuro próximo con golosinas los lamentos presidiarios de su intrépido consorte.‎ Isabel Gemio se promete a si misma que si va a Cuba tendrá mucho cuidado en no perder el ritmo cardíaco y el Norte. Tantos y tantos famosos y los que simplemente patean la calle sin oropeles desean un ocho de marzo con mucho amor y mucha concordia, no es la fiesta de Marte, el dios de la guerra, ni de Venus el de los estragos amorosos, sino de Minerva la diosa de la concordia. Sin embargo Cupido que esta muy cabreado con oír tanto hablar de la violencia de género, desea solamente lanzar sus flechas al viento y como en la lotería que beneficia a unos pocos atravesar corazones y de paso recomendarle a Júpiter que termine con los asesinatos alevosos y que imponga una moratoria a los violentos, incluidos sus okupas y haga del 8 de marzo, la fiesta del amor y la amistad.