Radomir Antic

En la recepción de los cien años de relaciones diplomáticas entre España y Serbia me encuentro con Radomir ‎Antic el hombre fetiche del Atlético Madrid, el que consiguió el doblete en la época dorada de Jesús Gil. Habíamos compatido una mesa redonda en el Casino de Madrid sobre Serbia, con su embajador y José Luis Yzaguirre. Le encuentro estupendo luciendo humanidad. Le pregunto por si cree que el entrenador del Sevilla irá al Barsa. Me dice que los argentinos se venden como nadie y saben moverse por el mundo. No es de Buenos Aires que son los grandes macanudos, esto es de mi cosecha asturiana, pero son maestros en destacar sus méritos. Interviene Juan David Latorre, ferviente sevillista, que no quiere que le roben a su joya. Cerca esta Alberto Rubio director de the diplomat, la publicación indispensable para el mundillo internacional. Alberto y Juan David son el tip y top, en versión sería del periodismo patrio. Radomir recuerda que ha sido entrenador del Atlético, del Madrid y del Barsa y que ahora ha estado dos años en China y me comenta que China es un mundo aparte, que hay que descubrir. Le hablo de Confucio y me comenta un aforismo de este sabio "Cuando encuentres un trabajo que te guste ya no trabajas mas". Se ha empapado y fascinado por la enigmática, para un occidental, cultura china y ha visitado sus templos. Pone los ojos en blanco.Saca a colación su temor cuando llega a Valencia con 23 años aterrorizado por la prensa y ve que la gente llena las calles e incluso de noche hay mucha vida. Me dice que no se puede cancelar el pasado y tratar de borrarlo. Se comenta la última ocurrencia de la inefable Carmena, que dice que La Gran Vía es para pasearse y no para pasar por ella. Me imagino que Confucio y los siete sabios se habrán retorcido en sus tumbas ante tanta sabiduría. El embajador de Serbia Danko en su discurso nombra a Radomir como gran personaje de su país y estalla un aplauso. Este hombreton que representa a la grandeza física y deportiva de su país saluda. El Museo de Antropología nos muestra un ejemplar de un documento del primitivo cristianismo de los años mil que ha contribuido a forjar a este pueblo de encrucijada del Danubio y de los Cárpatos capaz del bien y del mal en superlativo, pero siempre orgullosos y como diría la Evita española, Irene Montero, ellos muy machirulos y ellas según mi opinión guapísimas, como Dusica de Casa Serbia, dotada de ojos infinitos, Radomir sigue hablando mezclando fútbol, cultura y pasión.