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'La caridad que se pregona no es caridad, sino vanidad'

martes, 21 de febrero de 2017
"La caridad que se pregona no es caridad, sino vanidad". Empiezo el artículo con la frase de Filomena Veiga, abuela de una amiga, que resume perfectamente lo que les voy a contar hoy.

A veces la prensa te hace leer cosas que te van encendiendo según vas tragando frase tras frase. En La Voz de Galicia del domingo me encontré un reportaje a dos páginas de esos que te indignan de tal manera que esperé a hoy para publicar este artículo por ver si se me pasaba el cabreo. Pues no, al revés.

Les hablo de una loa en dos planas a la Federación de Vecinos, centrada en Miguel Ángel Corredoira como “alma mater” de la reclamación de servicios para el HULA, ya saben, hemodinámica, radioterapia y medicina nuclear. Vaya por delante que no tengo nada contra Corredoira (de hecho me parece un tipo afable), y no niego su esfuerzo y su duro trabajo en favor de una causa que nos ha beneficiado a todos, pero es que esa no es la cuestión.

Hablar del “liderazgo” de la Federación, o de que es una “lucha de la 'La caridad que se pregona no es caridad, sino vanidad'Federación” me parece una tomadura de pelo. No es que sea falso, pero es criminalmente incompleto sobre todo obviando a figuras como el recordado y añorado Doctor Miguel Ángel González, auténtico artífice de la reclamación y del que ni se menciona su nombre salvo un despiste en un pie de foto equivocado de alguien que seguramente sí sabía por donde van los tiros.

Esto no debería ser política, aunque la inconcebible serie de errores (por decir algo suave) cometidos por el PP en Lugo hizo que se convirtiera en una cuestión clave en las municipales (y estaban avisados, por cierto). El problema es que para algunos esto realmente no era política de partidos, sino una forma de lograr recursos y audiencia que hoy día siguen intentando explotar.

Centralizar esa reivindicación en la Federación eliminando del reportaje a “Abre la Muralla” (si bien se menciona de pasada a Vicente Quiroga), la desaparecida enfermera Susana Iglesias Lugilde, Julio Méndez (que es quien empezó con la idea de las movilizaciones), Xoán Rompe, Ana Argiz, Oscar Poy, Bárbara Quintas, Fina Rubinos y muchas otras personas (sí, me dejo mucha gente fuera) que dedicaron tanto o más esfuerzo y recursos a esto es un insulto a la verdadera esencia de la reclamación. Casi todos los que empezaron con esto son gente que no buscaba un reconocimiento sino un fin, y por eso callan y sufren ante estas cosas. Incluso a alguno le costó algún disgusto dentro de su “casa”, aunque francamente hablo de personas a las que les importa un cuerno que les critiquen cuando saben que tienen razón y el tiempo acaba por dársela.

Cuando Orozco quería apropiarse de un mérito ajeno como la declaración de la Muralla como Patrimonio de la Humanidad tenía al menos la elegancia de decir aquello de “esto fixémolo entre todos”, con lo que incluía al público en la frase y quedaba como un señor. Aquí no ha pasado eso, la apropiación del tema por la Federación es realmente escandalosa.

Muchos fuimos a la manifestación que reclamó los servicios a tres días de las municipales sabiendo que apoyábamos una noble causa. También sabíamos que se nos estaba utilizando para dar un palo electoral al PP en Lugo, pero francamente en este caso me parece más que merecido por su triste gestión del asunto. Pero al menos deberían cortarse un poco para intentar fabricar una memoria histórica alternativa y dejar que, una vez alcanzado el objetivo de hacerles perder votos y (secundariamente para algunos) tener esos servicios en Lugo, la reclamación descanse sobre los hombros del Dr. González, el verdadero creador de esto. Él no pregonaba su papel en el asunto, porque, repito, ''la caridad que se pregona no es caridad, sino vanidad''.

Por desgracia al doctor Miguel Ángel González no se le puede entrevistar y no puede disfrutar de las medallas sociales que supone haber logrado el objetivo. En cualquier caso si está en algún lugar no le harán falta esas tonterías y le llegará con saber que ayudó a que muchas personas sufran menos que antes, y no hay mejor medalla que esa. Supongo que si está donde debe tampoco sentirá resentimiento contra quienes cambian los apellidos de su iniciativa, pero los que seguimos en el mundo sí tenemos derecho a indignarnos y recordar que fue usted, Doctor González, quien empezó todo esto y quien tiene el mayor mérito porque no lo hizo por motivos políticos ni económicos sino por que era lo que había que hacer. Allá donde esté, ¡gracias!
Latorre Real, Luís
Latorre Real, Luís


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