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Un embajador muy poco diplomático

miércoles, 22 de febrero de 2017
Hoy en mis andanzas internacionales he topado con Alberto Furmansky Goldstein embajador de Colombia que me ha recordado mis lecturas cervantinas cuando a Sancho Panza le nombraron gobernador de la ínsula Barataria, por su aspecto, su rudeza y pocas sutilezas de cortesía. Al pan pan y al vino vino. Descarta todo un dossier que se le presentó profiriendo bruscamente que no se iba a leer todo. En su estilo esta rudeza al modo de Donald Trump o del entrenador Mouriño probablemente será muy celebrada por sus amigos, pero para quien se espera encontrarse con un Un embajador muy poco diplomáticofino diplomático, de modales refinados, el asombro es inevitable. Sin duda debe ser un águila en los negocios y su Presidente Santos le habrá enviado para conseguir contratos, muchos contratos, plata, mucha platica. Sin embargo ‎para quien se dedique a temas intangibles más o menos del espíritu va dado con este embajador. En el colmo de los colmos es que mientras le contábamos nuestras campañas y aventuras últimamente espaciales Don Alberto se adormecia y afortunadamente no roncaba, lo que era de agradecer, pues nos hubiera sumido en el mayor de los desalientos. Este Sr. Furmansky no procede de la carrera diplomática y por lo tanto ignora que la forma conforma y que ademperarse al galateo de la cortesía tiene su valor en las relaciones internacionales. No conozco su trayectoria creo que dirigía una gran empresa de paqueteria de amplios vuelos y que es químico, que pertenece a Menorah una organización caritativa y que sin duda habrá reunido grandes méritos civiles para haber sido nombrado embajador y que para los tratos con los selváticos amigos de las FARC puede hablar ese mismo lenguaje sin tapujos ni dobleces que deben emplear los garrulos guerrilleros. Siempre me ha gustado el surrealismo y en las dos ocasiones, un par de semanitas que tuve ocasión de participar en un Tribunal de los Pueblos para América de Lelio Basso, que imitaba al de Bertrand Russell, en Venecia y en Bruselas estuve codo a codo con el gran Gabo, como Un embajador muy poco diplomáticollaman los colombianos a Gabriel García Márquez salió varias veces a colación el tema del realismo fantástico sudamericano o latinoamericano, aunque hablandose de lengua es más propio decir hispanoamericano, Gabo decía que era connatural con los colombianos y en esta entrevista con Furmansky me parecía oír sus palabras y ese perfecto retrato de la cultura del disparate. Estaba presente también el eternamente joven Julio Cortázar, que era el redactor de los comunicados de prensa, pues por su trabajo de traductor de la UNESCO estaba muy familiarizado con el lenguaje burocrático, mientras García Márquez reescribia los textos varias veces. Me sumerjo en este realismo fantástico y comprendo al embajador colombiano, que tal vez nos ha dado una lección de realismo a los ilusos cultores o destripa terrenos de esos dominios insondables del mundo del espiritu. Desde la Ínsula Barataria en que mentalmente me he instalado por una buena media hora me es grato compartir estas experiencias surrealistas con mis amigos de Galicia Digital.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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